jueves, 4 de noviembre de 2021

No es lo mismo llamar que salir a abrir


 

El pasado 20 de octubre hizo 10 años que ETA anunció que dejaba las armas. Para conmemorar aquel hecho histórico, por parte de la izquierda abertzale, los dirigentes Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez leyeron un comunicado en el que se dirigieron a las víctimas de la violencia de ETA en estos términos: “Sentimos su dolor y desde ese sentimiento sincero afirmamos que el mismo nunca debió haberse producido, a nadie puede satisfacer que todo aquello sucediera, ni que se hubiera prolongado tanto en el tiempo.”


Analizando el comunicado, algunos analistas, tertulianos o políticos expresaron que era insuficiente, a otros les pareció que faltaba contundencia o incluso hubo quien les pidió ser más claros. Casualmente, las declaraciones más duras venían de la derecha, que no llegaba a analizar las palabras dichas, con reacciones como las del líder del PP en el País Vasco que dijo que eran: «repugnantes, asquerosas y de broma de mal gusto», considerando que se ríe de las víctimas.


Sin entrar a valorar en profundidad la declaración, ni siquiera las circunstancias que se dieron hace una década para que en Euskadi hoy se pueda vivir en paz. Lo cierto es que estas palabras de los representantes de EH Bildu y Sortu expresaban, al menos, una disculpa, se mostraban empáticos por el daño que se había ocasionado a la sociedad vasca y se comprometían a mitigarlo. Podría decirse que es un paso adelante en un conflicto que ha dejado muchas cicatrices.


Ante este cruce de declaraciones y acusaciones, esos aspavientos del Partido Popular nombrándose el portavoz de la víctimas y el que mejor las comprende. Pues me dio por pensar en la gran diferencia que existe en la derecha al hablar de víctimas; porque nunca se referirá de igual manera ni reclamará con tanta insistencia el respeto por aquellas personas que sufrieron el terrorismo de ETA o el de Al-Qaeda, que por todas aquellas personas represaliadas por la dictadura franquista.


Según las Naciones Unidas, víctimas son las personas, sin distinción alguna, que, individual o colectivamente, hayan sufrido daños, inclusive lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo sustancial de los derechos fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que violen la legislación penal vigente. Y en este concepto se debe comprender también a las familias de esas personas que hayan sufrido daños, expolios, perdida de libertad o la vida.


Por tanto, entendiendo que en este país se dio un golpe de Estado contra las instituciones democráticas de la II República, que esta acción llevo a una cruenta guerra en la que se perdieron cientos de miles de vidas, que condenó al exilio a medio millón de personas atemorizadas por las represalias sistemáticas de los sublevados, que impuso una dictadura de casi cuarenta años en los que se continuó humillando, privando de libertad, arrebatando bienes y que asesinó a decenas de miles de personas por su ideología acabada la contienda ¿Cómo se puede llegar a comprender que todavía la derecha española no rompa con ese pasado? ¿Cómo puede ser que no sea coherente en sus demandas para con las víctimas? ¿Por qué categoriza a las víctimas, haciendo entender a la sociedad que hay unas más importantes que otras?


Cada día, el movimiento memorialista, ese asociacionismo que con su empeñó empujó a las instituciones a realizar políticas de verdad, justicia y reparación, vemos como continúa luchando para que las familias puedan encontrar a sus seres queridos que fueron asesinados y lanzados a fosas y cunetas. Para que todas las personas que fueron ejecutadas por sus ideas, por defender la libertad, la justicia y la democracia puedan ser enterradas con dignidad. Por la reparación moral y económica de aquella gente que le quitaron todo, que fueron depuradas y no pudieron ejercer su carrera profesional, que fueron internados en campos de concentración o de trabajo, que llenaron las cárceles, que fueron torturados y perseguidos.


Sin embargo, llevamos más de 40 años de democracia y se ha impuesto la amnesia colectiva, con una ley de ‘punto final’ que no permite juzgar aquellos crímenes que cometió el franquismo, y que cada vez que se intenta avanzar en políticas de memoria, vemos como la derecha se siente interpelada ante lo ocurrido en la dictadura, como no marca diferencias, como no renuncia a ese legado. Y así, de esta forma, vota en contra de las leyes de memoria que se han realizado, tanto la de 2007 estatal como la de 2017 en el País Valenciano, en contra de condenar el pasado fascista de nuestro Estado y en contra de trasladar los restos del dictador del mausoleo que se había construido.


Por poner un ejemplo muy representativo, llevamos años intentando eliminar vestigios franquistas, esos elementos de memoria que instaló la dictadura para mayor gloria del régimen y de aquellos que habían muerto por él. A pesar del dolor que supone a las familias de la victimas ver todavía hoy estos símbolos, monumentos u honores de sus verdugos en lugares públicos, son los partidos de la derecha los que crean un problema, los que encienden a la población cada vez que se pretenden retirar, poniendo en duda las leyes que nos hemos dado y que lo mandatan y enfrentándose de nuevo a las otras víctimas, a las que no les interesa, a las del franquismo y cuando paseamos por algunos pueblos o ciudades aún tenemos que ver cruces de los caídos a los que murieron “por Dios y por España”, calles con nombres de dirigentes del partido único fascista o protagonistas de la sublevación o que en algún pueblo Francisco Franco se hijo adoptivo. Imaginad por un momento que esto ocurriera en Euskadi con miembros de ETA…


Para ir finalizando, lo que yo pueda esperar de la derecha es poco, aunque comprendo que hay partidos que defienden los derechos de cada clase y éstos lo hacen con los grandes empresarios. Pero escuchar al jefe de la oposición decir en sede parlamentaria que la guerra fue “un enfrentamiento entre quienes querían la democracia sin ley y quienes querían ley sin democracia” me produce vergüenza y pena su manipulación simplona y falaz. Porque quizá fue el instante ideal para tener algo de altura política, como los partidos de derecha europeos que son manifiestamente antifascistas, que no pactan con la ultraderecha para gobernar, que saben que hay unas líneas rojas que hay que respetar en democracia. Puede ser, que aquella tarde en el estrado del Congreso simplemente hubiera tenido que decir: “Comprendo el dolor que habéis sufrido las víctimas de la dictadura, condenamos el golpe de Estado y al régimen fascista de Franco y vamos a colaborar para acabar con las fosas comunes en este país, devolver los restos de esos luchadores por la libertad a sus familias y eliminar todos los vestigios franquistas que queden”.


Muchos hubiéramos dicho que aún era insuficiente o que podría haber sido más contundente, pero lo cierto es que la coherencia en política debe ser norma y no puedes ir de adalid de unas víctimas cuando desprecias a las que llevan más de 80 años peleando porque se haga justicia. Pero como dice mi padre: “No es lo mismo llamar que salir a abrir”.


*Publicado en Nueva Revolución

https://nuevarevolucion.es/no-es-lo-mismo-llamar-que-salir-a-abrir/ 

jueves, 7 de octubre de 2021

Rescatando héroes


 

A finales de agosto de 2006 me instalé en París para iniciar unos meses de intercambio de estudios en la Sorbonne Nouvelle con una beca erasmus. Los primeros días en una ciudad así se hacen muy largos, caminas mucho por diferentes lugares, calles y plazas. En uno de esos paseos curiosos, frente al Hôtel de Ville, adosadas a un edificio oscurecido por la polución, había unas flores marchitas, sobre ellas en una sencilla placa ponía: “AUX REPUBLICANS ESPAGNOLS COMPOSANTE PRINCIPALE DE LA COLONNE DRONNE”. Aquella fue la primera vez que veía un homenaje, aunque sencillo, a los antifascistas españoles, que comenzaron su lucha en la Guerra de España y que después de ésta continuaron en la IIª Guerra Mundial.

Quizá, nunca me había sentido tan orgulloso de mi país. Sin embargo, en aquel momento, a pesar de estar cursando historia y de ser un tema que me interesaba mucho, apenas tenía unas leves nociones de que hubo españoles, que después de tener que exiliarse cuando la República fue derrotada, empuñaron de nuevo las armas contra la Alemania Nazi y la Italia Fascista, aquellos Estados que ayudaron a Franco a ganar la Guerra en España.

De los 144 componentes de “La Nueve”, tal y como conocían los franceses a la Novena Compañía de la Segunda División Blindada de Leclerc, tan solo 16 llegaron al “Nido del Águila”, la residencia veraniega de Hitler en mayo de 1945. Entre ellos había anarquistas en su mayoría, pero también socialistas, comunistas y republicanos que, al verse exiliados de su tierra, encerrados en campos de trabajo por la Francia colaboracionista de Vichy, se enrolaron a las tropas de la Francia Libre para continuar combatiendo la barbarie fascista en otras trincheras. Estuvieron en batallas en el norte de África, desembarcaron por Normandía y, al ser una fuerza de choque y vanguardia, fueron los primeros en entrar en París el 24 de agosto de 1944, cuando la “Resistance” ya se había levantado contra las fuerzas de ocupación nazis.

El periódico “Libération” sacó una foto en portada al día siguiente con el titular “Ils sont arrivés!” en la que aparecía Amado Granell y los líderes de la “Resistencia” (aunque en el pie de foto no aparecía su nombre, sino el del francés Dronne). En el desfile por los “Campos Elíseos” de Charles De Gaulle, los vehículos de combate de “La Nueve” tuvieron la posición de honor en el mismo, se pudieron ver los nombres que habían puesto a esos semiorugas; batallas de la Guerra en España como Belchite, Guadalajara, Guernica, Ebro o Teruel, con banderas republicanas pintadas y cosidas a su uniforme. Desgraciadamente Francia durante muchos años relegó esa realidad al ostracismo para resaltar que fueron los propios franceses los que se liberaron.

Amado Granell fue uno de los líderes de “La Nueve”, nacido en Burriana, vivió en València, combatió en el Rif, fue concejal a partir de las elecciones del 12 de abril de 1931 en Orihuela y llegó a ser Comandante de la 49 Brigada Mixta del Ejército Popular de la República en la Guerra de España. El 28 de marzo de 1939 consiguió escapar de la represión franquista desde el puerto de Alicante a bordo del “Stanbrook” destino a Orán. En Argelia estuvo en campos de trabajo y, una vez que los aliados tomaron la colonia francesa, se alistó a la Legión Extranjera. Fue uno de los supervivientes de “La Nueve” y Francia lo condecoró con la “Legión de Honor”.

En el país vecino Amado Granell es considerado un héroe, sin embargo, su nieto nos reconocía hace unos días que sabía que había estado luchado en las dos guerras, pero que nunca fue consciente de la importancia de su abuelo hasta que conoció sus hazañas por medio de las redes sociales, esto nos da constancia de la amnesia colectiva que sufrimos en nuestro país.

El pasado 4 de octubre, desde la Generalitat Valenciana, realizamos un homenaje a Amado Granell en el que pusimos en valor su figura y la de todos sus compañeros. Comentábamos allí que llevábamos casi un año de retraso, pues el acto estaba previsto para noviembre de 2020 y se tuvo que retrasar por un repunte en la pandemia. Pero la realidad es que casi siempre tenemos la sensación de que vamos con 40 años de retraso.

Amado Granell es una figura importantísima que debe estar remarcada en la memoria colectiva de la sociedad valenciana y estatal, aunque también siempre hemos tenido claro desde la Conselleria de Qualitat Democràtica que homenajearle a él es hacerlo, a su vez, a sus 144 compañeros que lucharon por un mundo más justo, democrático y libre. De igual manera que cuando le rendimos honores a Josep Almudéver, lo hicimos a todas las Brigadas Internacionales, que dejaron la comodidad de sus países por defender la República. O cuando hicimos una exposición a las mujeres que habían estado en la “Residencia de Señoritas” era extensivo a todas aquellas que, por medio del arte, la ciencia o la política lucharon con todos sus medios contra la intolerancia y la desigualdad. También al hacerle un acto a Quico “El Guerrillero” pensamos en todas las personas que continuaron luchando en la guerrilla contra la dictadura y a todos los enlaces y apoyos que tenían.

Las heridas abiertas que dejó la dictadura franquista tienen que curarse y cicatrizar y eso únicamente se puede lograr con verdad, justicia y reparación, pues será la garantía de no repetición. Para ello son necesarios estos homenajes, pero no sólo eso, porque vamos a  continuar trabajando de la mano instituciones y asociaciones para conseguir que la sociedad conozca lo mejor de su pasado, a todos los héroes anónimos que fueron asesinados, encarcelados, torturados, apartados de su carrera profesional, los que acabaron en campos de concentración nazis o franquistas o los y las que se tuvieron que exiliar, aquellos como Amado, Josep, Virtudes Cuevas o Quico, que como dijo Max Aub “[…]se han alzado, sin nada, con sus manos, contra el fascismo,[…]”. Tenemos un gran camino por recorrer para defender nuestro pasado democrático, aunque parezco algo tan obvio, pero hemos comenzado a caminar y este movimiento ya es imparable.


*Publicado en Nueva Revolución 

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jueves, 2 de septiembre de 2021

Cimentando esperanzas con la Memoria


Una tarde estival de juegos y risas mi sobrina de seis años, Vera, me preguntó a qué me dedicaba. Yo dudé a la hora de darle una respuesta que ella pudiera comprender, pues aun siendo muy espabilada, desde mi Dirección General en la Generalitat no actuamos de manera directa sobre cuestiones materiales; no construimos hospitales, colegios, carreteras o ferrocarriles, no incidimos en la población en cuestiones tangibles que una niña pueda visualizar con claridad.


De esta forma, le pregunté si recordaba el temor que tenía cuando por primera vez se tiró de un tobogán, como dudaba arriba y como bajó poco a poco, muy despacito. Sin embargo, a partir de aquel día, es uno de sus juegos favoritos en el parque, aprendió a divertirse de algo que le daba miedo en principio. Vera afirmaba con la cabeza. A su vez, le señalé la pequeña marca que le quedó de una cicatriz en la frente, ella misma me dijo que se la hizo saltando en el sofá -¿Y qué aprendiste?- pregunté -Que tengo que llevar cuidado jugando-


Eso era, llegamos a la conclusión de que las propias personas, individualmente, de manera empírica, reconocen de su pasado experiencias positivas y negativas como aprendizaje para su día a día. A la pequeña Vera le dije que lo que ella había hecho en base a su experiencia, yo intentaba que lo realizara la propia sociedad, que de ese conocimiento de lo ocurrido lograra aprender de los errores y potenciar los aciertos para conseguir proyectarnos hacia un futuro mejor.


En los últimos tiempos hemos visto como ha habido un incremento de agresiones fascistas, tanto verbales como físicas, a colectivos minoritarios y/o vulnerables. Las ideas intolerantes se han ido propagando por toda nuestra geografía e incluso descargan sus discursos de odio desde diferentes instituciones en las que han logrado representación.


El crecimiento de partidos y grupos de extrema derecha es un hecho que llevamos años viendo en otros países europeos y en el Estado Español parecía que no llegaba a materializarse ante la aglutinación de toda la derecha en el Partido Popular. Una vez se rompió esta unidad, vimos como muchas caretas se cayeron, se destaparon unas ideas que subyacían en el espectro político conservador y que procedían de la herencia propia del partido como sucesor de las ideas nacional-católicas, que sustentaban ideológicamente a la propia dictadura.


El deber y obligación que tenemos desde la Conselleria de Participació, Transparència, Cooperació i Qualitat Democràtica es desarrollar la Ley 14/2017, de Memòria Democràtica i per la convivencia de la Comunitat Valenciana. En esta norma se pone especial énfasis en la dignificación de las víctimas de la Guerra, Dictadura y Transición. Por tanto, desde la Direcció General de Qualitat Democràtica, Responsabilitat Social i Foment de l’Autogovern trabajamos incansablemente por exhumar a todas aquellas personas que continúan en fosas comunes en todo el territorio valenciano, poner en valor a todas las instituciones democráticas, educativas, culturales o científicas que trabajaron por la modernización del país y recordar a las y los luchadores que arriesgaron todo combatiendo el fascismo en las trincheras, las cárceles, el monte, el exilio, las fábricas o las universidades.


Somos conscientes de que es una tarea ingente, que cuarenta años de dictadura de obligado olvido y ensalzamiento de la sublevación militar-oligárquica han hecho mucha mella en la sociedad. A su vez, la amnesia colectiva, derivada de la Transición pactada con sus leyes de punto final, nos han llevado a otras cuatro décadas de olvido, sin haber conseguido que se juzguen los delitos de lesa humanidad que se dieron en el franquismo.


Todo esto ha conducido a duelos retrasados, a homenajes sin realizar y que una parte de la población mire a su pasado con la visión parcial que se le ha trasmitido durante años; cierta ecuanimidad ante nuestro pasado más próximo, tratando la guerra como una “lucha entre hermanos” y no como lo que fue, el golpe de Estado fallido a unas instituciones democráticas, que representaba la IIª República, que llevó a un conflicto bélico y una dictadura en la que se intentó acabar con aquellas personas que habían soñado con un país más justo, libre y democrático.


La memoria democrática pretende acabar con ese silencio, desde las administraciones públicas recogemos ese grito enmudecido de miles de afectados y asociaciones que han estado luchando para mantener el recuerdo vivo mientras el Estado no daba respuesta. Ahora vemos más instituciones sensibles a estas políticas, pero tenemos que continuar batallando desde todos los ámbitos, no cejar en nuestro empeño para que la sociedad conozca todas las violaciones de derechos humanos que se han dado en este país y así continuar avanzando en verdad, justicia y reparación, que es la mayor garantía para la no repetición.


Para ir finalizando, recordar la frase tantas veces repetida que dice que el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla, ahora escuchamos una melodía que suena parecida y tenemos que estar atentos. Así que, ante los problemas que afloran actualmente, hay que conseguir que la población mire a su pasado buscando referentes emancipadores de los que enorgullecerse, que conozca los crímenes que cometieron identificando los discursos que los favorecieron y que ello les permita construir un porvenir de solidaridad, implicación y lucha. Ante los retos políticos presentes, esas son las herramientas cargadas de esperanza que debemos legar a la generación de Vera.



*Publicado en Nueva Revolución

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martes, 14 de abril de 2020

Un aplauso por la IIª República

Atravesamos tiempos difíciles. Hace ya un mes que la mayoría de la población está confinada en sus casas para frenar los contagios del COVID-19. Las jornadas pasan lentas y rápidas a la vez, pero todos los días a las 8 de la tarde, gran parte de la ciudadanía continúa saliendo a sus balcones, terrazas y ventanas para aplaudir el esfuerzo incesante del personal de centros de salud, de tiendas de alimentación, de seguridad y de transporte de mercancías. Ovacionan a aquellas personas que trabajan por el bien de la sociedad en su conjunto, por lo común y por acabar con esta pandemia lo antes posible. Hoy nuestra sociedad mira hacia el pueblo y lo aplaude.

Es complicado hoy mirar hacia otro punto en el tiempo que no sea este presente. Pero déjenme que hoy recuerde también otros aplausos.  Los de hace justo 89 años, un 14 de abril de 1931, cuando se proclamó la IIª República entre el entusiasmo, los aplausos, y gracias a los votos del pueblo. La alegría general se abría paso ante el atraso histórico que sufría nuestro país que condenaba a la mayoría de la ciudadanía a la pobreza. Un periodo de esperanza en el que el Estado, por fin, se ocuparía de mejorar la vida de las personas.



La República, también supo ver la importancia de la ciencia. Potenció y fue el culmen de la “Edad de plata de las letras y las ciencias españolas”, que se había inaugurado unos años antes con el premio Nobel a Ramón y Cajal en 1906, y que continuaría con el progreso de instituciones como, por ejemplo, la Escuela Libre de Enseñanza o la Residencia de Señoritas y la de Estudiantes. La República llevó siempre impregnado un espíritu positivista (que desde Europa se estaba desechando a partir de la 1ª Guerra Mundial), y que consideraba que el conocimiento científico llevaría al anhelado desarrollo que necesitaba el país. Así pues, una de las máximas prioridades republicanas fue la Educación y la Ciencia, con la construcción de miles de escuelas para tener un pueblo más formado, impulsando y nutriendo así los equipos de investigación universitarios.

Desgraciadamente, es conocido el cierre abrupto de este periodo. El desgarro social que supuso el golpe de Estado fascista y la posterior guerra fracturó definitivamente el espíritu de progreso. Hoy es un buen día para recordar algunos de aquellos nombres que marcaron el progreso científico en nuestro país y que acabaron sufriendo el duro golpe del franquismo. El régimen nacional-católico llevó al ostracismo a figuras tan insignes como el Doctor Juan Negrín, alumno y profesor de los dos únicos premios Nobel científicos de este país. Negrín canalizó todas su habilidades hacia la política, contribuyendo así al esfuerzo militar republicano, primero como Diputado, luego como Ministro y finalmente como Presidente del Gobierno, acabando sus días en el exilio. O como la química Dorotea Barnés que fue inhabilitada para la docencia dentro de las depuraciones académicas del franquismo. Y no nos podemos olvidar del Doctor Juan Bautista Peset Aleixandre, que con sus investigaciones contribuyó decisivamente a acabar con otra pandemia, la Gripe Española. Peset Aleixandre fue Rector de la Universidad de Valencia y fue asesinado en el Paredón de España de Paterna por la dictadura. La lista es larga, entre los miles de hombres y mujeres que fueron represaliados o que se tuvieron que exiliar, había gran cantidad de investigadores que vieron truncada su carrera o que continuaron sus trabajos en otros países.



Desde algunos ámbitos interesados de la sociedad, se cuestiona la Memoria Democrática, se dice que sólo abre heridas, que constituye una perdida de recursos. Sin embargo, lo cierto es que cada aprendizaje de la vida tiene que ver con nuestra experiencia previa, con los recursos con los que hemos vivido, con los valores que nos han transmitido, con aquello que hemos visto, escuchado o leído. Como sociedad nos ocurre lo mismo, por eso es tan necesario poner en valor a todas aquellas personas que lucharon por un país más justo, democrático, mejor formado, a la vanguardia de las ciencias y las artes y que buscaba soluciones comunes a los problemas existentes. El sacrificio vital de aquella gente por el sueño republicano, por acabar con el fascismo, por la ilusión de un nuevo país, es un esfuerzo que no puede ser olvidado en un día como hoy.

Esta lección nos tiene que servir cuando todo acabe y salgamos de nuestros hogares. Nuestra sociedad tendrá que reconstruir el país, buscar soluciones que defiendan lo público como garante de igualdad, para que no se deje a nadie atrás, tal y como ocurrió en la crisis de 2008 y que pagamos la mayoría. La crisis sanitaria que vivimos en la actualidad tiene que animarnos a analizar los errores y aciertos del pasado para construir un futuro mejor, en el que podamos tener un proyecto de vida digno y viable. Como dijo Ortega y Gaset de la IIª República “[...] pensar en grande, sacudirse de lo pequeño y proyectar hacia lo porvenir.”

Un aplauso por la gente luchadora de ayer, de hoy y del futuro.



jueves, 2 de abril de 2020

No olvidamos, nos nos rendimos; forjemos el nuevo futuro



Hacía tiempo que no dormía tantos días en mi hogar; el despertar con el sol entrando por mi ventana y anarajando mis parpados, logrando una explosión de luz blanca cuando abro los ojos. Un gallo canta a la mañana y el sonido de las campanas martillea rítmicamente mi caminar por el pasillo. La espesura, casi pringosa, de estos días se desengrasa trabajando con muchas horas de teléfono y ordenador, pero también con películas y sobre todo con libros, que estaban aburridos de esperarme en la estantería. Entre todos ellos, me he decidido por leer y releer a Albert Camus, por lo visto necesitaba adentrarme en su concepto de lo absurdo y en el existencialismo para lidiar con estos relojes que frenan sus manillas y ese calendario que con prisa elimina jornadas, velocidad y lentitud a la vez, una paradoja temporal situada entre el 'no me da tiempo' y el 'qué puedo hacer ahora'.

Recordaba Camus que fue en España donde su generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma, y que a veces el coraje no obtiene recompensa. Como os podéis imaginar, se refería a la derrota de la República en la Guerra de España, que había resistido al golpe de Estado del 18 de julio del 36 perpetrado por la oligarquía militar, económica y religiosa, y contra todo pronóstico aguantó casi tres años de guerra.

Tal día como ayer, hace 81 años, Franco firmaba el parte de guerra que daba por concluida la contienda, el ejercito rebelde había alcanzado sus objetivos militares. En el puerto de Alicante, más de 15.000 personas se agolpaban para poder salir al exilio y así huir de la represión, pero ya estaban rodeados por la División Littorio de la Italia fascista y con el bloqueo de la rada por parte de la armada franquista, a penas consiguieron salir unos cuantos barcos (como el Stanbrook o el African Trader) atestados de personas que buscaban refugio en otras tierras.



El final de guerra se escribió frente al mediterráneo, visto como frontera y esperanza (hace 8 décadas y en nuestros días). Todas aquellas personas, que quedaron varadas en los muelles alicantinos, fueron trasladas a prisiones improvisadas por la ciudad; el Castillo de Santa Barbara, el cine Ideal, la Plaza de Toros o el famoso Campo de los Almendros, un terreno vallado a la intemperie, donde para sobrevivir se comieron hasta las hojas y la corteza de los árboles. Max Aub definió perfectamente aquel el momento y a esas personas: “[...] Estos que ves, españoles rotos, derrotados, hacinados, heridos, soñolientos, medio muertos, esperanzados todavía en escapar, son, no lo olvides, lo mejor del mundo.”

En nuestros días, desde algunos ámbitos interesados de la sociedad, se nos dicen que la memoria no sirve, que sólo abrimos heridas, que es una perdida de recursos. Sin embargo, no es más cierto que cada aprendizaje de la vida tiene que ver con nuestra experiencia previa, con los recursos con los que hemos vivido, los valores que nos han transmitido, con aquello que hemos visto, leído u oído. Aquellos que fueron apresados en el puerto de Alicante, siguen siendo el valor de un pueblo que no se dejó arrestar, que luchó con lo que pudo por el sueño de una vida mejor para la mayoría. Arriesgaron su vida, su libertad, su comodidad por un proyecto político que les permitiera salir de la miseria histórica en la que habían vivido a lo largo del tiempo.

No quiero centrarme en los hechos ocurridos, en la historia que conocemos. Pero no es casual que escriba esto un dos de abril, el día en el que, hace más de ocho décadas, el desastre se había consumado, el momento en el que la esperanza de escapar se esfumó; las cárceles se llenaban, empezaban las sacas, los expolios, las torturas, la eliminación física e ideológica del que no pensaba como el dictador y su corte. Me gusta recordar que en el periodo republicano gobernó la derecha del 33 a febrero del 36, el golpe de Estado se dio porque despreciaban la democracia, por perder unas elecciones, porque los que a lo largo de siglos habían utilizado las instituciones para su beneficio consideraban que les habían robado algo que les pertenecía por naturaleza.



Mientras tanto, os pido que penséis en aquella ciudadanía que conforme se levantaron los militares contra el gobierno legítimo fueron a pedir armas para defender al Estado que más les beneficiaba; el de la construcción de escuelas, la creación de la Seguridad Social, la reforma agraria, el que potenciaba las libertades individuales, la ciencia, los derechos laborales, la cultura... Aquellas personas que una vez perdida la guerra se quedaron en España para reorganizar, que se unieron a la guerrilla, que continuaron su lucha en la clandestinidad, que combatieron el fascismo en Europa y África, que hipotecaron su vida por mejorar el conjunto de la sociedad.

Por tanto, lo que nos deberíamos preguntar es ¿Cuanto vale nuestro tiempo? ¿Cómo se puede medir el precio del tiempo que no gastamos con los que queremos? ¿Qué valor se le da a los proyectos aplazados? ¿Cómo cuantificar sacrificios, penas, desilusiones, cansancio? ¿Por qué tanta gente se presta a ello? Quizá es por la ideas que defendemos, puede que por aquellas personas que las formularon o por las que dieron por ellas su libertad, su patrimonio, su vida, su esperanza...

Más de 80 años después, no olvidamos; mientras vivimos un momento único en la historia como es el confinamiento de gran parte de la población en sus casas, sabemos que hay un personal sanitario en los hospitales arriesgando su salud por el resto de la población, son los héroes de la actualidad, tal y como lo fueron nuestros padres, madres, abuelos y abuelas por la democracia. Recordamos que su esfuerzo es titánico, pues están dando todo lo que pueden humanamente, máxime con los años de recortes en la sanidad pública, de los diferentes gobiernos neoliberales, que ha dejado los hospitales con menos personal, menos camas y menos material, buscando beneficiar a las privadas, intentando hacernos pasar de pacientes a clientes.



Tanto ayer como hoy, no nos rendimos; estos días nos tienen que servir para entender que tenemos que beneficiar a la mayoría a la que pertenecemos, que lo público es el instrumento que nos permite igualar a la sociedad, pues todos tendremos las mismas oportunidades de estudiar, de curarnos, de tener unos servicios y unas prestaciones dignas, que nos permita tener un proyecto de vida viable. 

Este proceso tiene que servir para una toma de conciencia por parte de los desfavorecidos y tenemos que entender la fuerza que tenemos, la capacidad de cambiar las cosas y luchar como sociedad para que cada cual aporte en función de sus capacidades y reciba según sus necesidades, para conseguir un mundo con una perspectiva global, teniendo una visión como especie (ya que este sistema nos amenaza) y sobre todo empatizando con el resto de seres vivos que poblamos este maltrecho planeta.

Termina el día, después de horas atados a pantallas, salimos al balcón a aplaudir a las medicas, enfermeros, celadores, reponedoras, limpiadores, cajeros, transportistas y vemos como la noche cae y otro día pasa. Saldremos de esta y esta vez no permitiremos que suframos los mismos, que paguemos los recortes los de siempre los privilegios de unos pocos. Leemos, reflexionamos y nos empoderamos para que nadie se quede atrás, para eliminar las desigualdades, para potenciar la solidaridad. Cuando esto pase no vamos a volver a perder, porque si hay un porvenir esperanzador, este se fragua todas las noches cuando nos vamos a la cama, cuando todo parece más lúgubre, y queremos que a nuestros seres queridos, nuestros vecinos y vecinas, nuestros pueblos y ciudades les vaya bien y ese sueño se construye entre todos y todas en base a esa memoria colectiva que nos hace mirar al pasado para conquistar el futuro. 


domingo, 13 de octubre de 2019

Egos



“Ego Sum Lux Mundi” con esta alocución latina se presentaba a Jesús en la iglesia románica de San Clemente de Tahúl, integrada en lo que se denomina un Pantocrátor. No hace falta tener grandes conocimientos de latín para saber que significa: Yo soy la luz del mundo. Con este tipo de imágenes, en una sociedad analfabeta, se concretaba toda una filosofía, en este caso religiosa, ya que todo un ideario se basa en la potente figura del fundador y su vida sirve como ejemplo y muestra de como hay que ser.

Para los que hemos estudiado historia, nos es muy sencillo hacer este tipo de cosas, mostrar épocas enteras a través de uno de los personajes históricos, personas casi míticas, que son capaces de ser responsables de cualquier cosa que ocurría en sus dominios, por grande que fueran sus territorios, aunque hubiera diferentes lenguas, leyes y costumbres entre sí, por muy poco control que tuviese de facto. En esos personajes (casi siempre hombres) se focaliza lo que ocurrió durante los años que fuera referencia en el lugar determinado que influyera. 



Esta forma de estudiar, de conocer nuestro pasado, que se integra en la memoria colectiva de nuestra sociedad, ha llevado, y de un tiempo a esta parte se ha potenciado, a la formación de unos hiperliderazgos, en los que se aúpan a personas a la cúspide de un partido o movimiento y finalmente, ya no sólo es que estos acaban creyéndose que están por encima del bien y del mal y que sus opiniones son las más válidas, sino que tienen una legión de seguidores que no llegan a reflexionar, a querer estudiar, pensar y ofrecer sus conocimientos al colectivo, pues ese líder es que les dice que tiene que opinar.

Esto es muy grave, así vemos a personas endiosadas, que cada vez que abren la boca sientan cátedra y los vemos en televisión, los escuchamos en la radio o leemos sus libros como quien descubre la palabra revelada. Esto no sería tan trágico, si no estuviera tan integrado en la sociedad, si el individualismo inoculado entre nosotras no se hubiera adentrado en todas nuestras formulas de organización y al final se desechan los proyectos colectivos por un seguidismo infantilista.

Los acontecimientos actuales ponen de manifiesto lo que intento exponer, la política estatal en los últimos años se ha convertido en un cruce de declaraciones entre cuatro personas, en ocasiones se nos habla de acuerdos o disconformidades con términos que parecen sacados de un colegio de primaria, como por ejemplo: “[...]la mala relación personal les impide entenderse.”, [...]las negociaciones se desbloquearon gracias a la llamada de X con quien mantiene buena amistad”. Las noticias e informativos están basados en intervenciones, respuestas y contrarréplicas. Fuera de esos cuatro hombres, sólo florece lo que le interese en cada momento al sistema, y por tanto casi siempre en el espacio político a la izquierda del PSOE.

Esto ya se ha visto en diferentes ocasiones, grupos de personas con intereses o posiciones diferentes a lo que se decide colectívamente dentro de una organización, que se arremolinan alrededor de un líder o lideresa. Los medios les dan cancha, con tal de debilitar una opción alternativa al sistema actual de las cosas. 

Con el inicio de la crisis, las protestas derivadas del 15M, que tuvieron momento álgido con el 22M, parecía que esa situación podía cambiar, que las organizaciones políticas, sociales o sindicales comenzaron a replantearse sus formas de relación con la ciudadanía, buscando una mayor horizontalidad, dejando atrás estructuras rígidas, y así poder canalizar ese interés creciente de la población por sus problemas, que son comunes y que este sistema había pretendido individualizar, lográndolo en gran parte. 



Únicamente la toma de conciencia por parte de la mayoría de la población puede lograr un cambio de tendencia en las políticas neoliberales que han imperado en las últimas décadas. Porque desde los años 80 tenemos hay un retroceso constante en las políticas sociales y laborales que han dejado desprotegidas a las clases populares. La crisis de 2008 nos ha llevado a un adelgazamiento mayor del Estado y por tanto a que hayan niveles de desigualdad que se van incrementando y que han supuesto que vivamos en una situación de extrema vulnerabilidad.

Todo parece indicar que nos asomamos a una nueva crisis y sin embargo llegamos en unas condiciones muy difíciles, con una vorágine electoral que apenas nos permite el tiempo para la reflexión, ante la urgencia de cada convocatoria, y en las que es imprescindible la presencia de la izquierda transformadora con fuerza para poder llevar a cabo políticas que nos permitan acceder a una vivienda, dejar de lado la precariedad laboral a la que nos vemos sometidos, garantizar servicios públicos tales como la sanidad, la educación o los servicios sociales, así como blindar las pensiones, caminar hacia un nuevo modelo de economía productiva verde que permita paliar los efectos del cambio climático y, por medio del feminismo, lograr una igualdad real entre cualquier orientación o identidad sexual.

Por desgracia, no estamos hablando de grandes cambios revolucionarios, simplemente es una hoja de ruta de mínimos necesarios para que podamos tener un proyecto de vida digno y viable, unos objetivos que aglutinen a una mayoría social, que sería la que se viera beneficiada de ellos, un punto de partida para conseguir una población más concienciada y movilizada, porque si estas demandas no son mayoritarias, si no logramos una sociedad se implique, que haga política, la harán por ella y entonces saldrán ganado los de siempre, con lo que conlleva; empobrecimiento de la mayoría, acabar con los derechos existentes, auge de la extremaderecha, colapso ecológico... 



Y, para ir finalizando, sabed que tendremos que entendernos con otras personas de otras tradiciones políticas, con otros actores que no tienen el mismo horizonte que nosotros. Pero tenemos que estar en esos espacios; debatir, escuchar, plantear y construir maquinarias de cambio que beban de nuestra filosofía. Habrán, como ahora, personas que ocupen puestos de representatividad, de portavocía o ejecutivos que nuestras bases quieran, pero sin por ello creer que tienen más importancia que nadie, mucho menos de esa militancia que trabaja por sus ideas en los ratos libres que le dan sus quehaceres diarios. Yo ahora estoy en un lugar de gran responsabilidad de la Generalitat (que nunca pedí, por cierto) y no por ello soy más o menos, sólo soy uno más de los que alzan su voz ante las injusticas que ve que se cometen en el mundo y que quiere que cada vez hayan más personas en su lado de la trinchera.

Así que frente a esos liderazgos fuertes, yo os pido que cada vez seamos más, que tengamos más mecanismos para articularnos políticamente como sociedad y que seamos inclusivos para lograr sumar todas las fuerzas que planteen unas políticas transformadoras para este mundo. No nos dejemos llevar por si ese me cae mejor y este peor, sino reflexionemos si esa fuerza en su conjunto va a trabajar por mejorar mis condiciones de vida y si es así, te esperamos en esta difícil lucha ¡Os necesitamos!

No quiero terminar sin recordar un texto de Galeano que viene al caso:

Día de los trabajadores

Tecnología del vuelo compartido: el primer pato que levanta vuelo abre paso al segundo, que despeja el camino al tercero, y la energía del tercero alza al cuarto, que ayuda al quinto, y el impulso del quinto empuja al sexto, que presta viento al séptimo…

Cuando se cansa, el pato que hace punta baja a la cola de la bandada y deja su lugar a otro, que sube al vértice de esa V que los patos dibujan en el aire. Todos se van turnando, atrás y adelante; y ninguno se cree superpato por volar adelante, ni subpato por marchar atrás.


miércoles, 15 de mayo de 2019

Acción local, reacción global







El gran José Saramago dijo: “No olvides que lo que llamamos hoy realidad fue imaginación ayer”, de esta frase nos recuerda que hubieron personas que fueron llamadas locas, quiméricas, iluminadas, utópicas, etc. por plantear que era posible cambiar el estado de las cosas de cada momento, que nada es eterno, que era posible tener una sanidad y educación universal, tener unos derechos laborales o un estado con carácter social. Pero no olvidemos que esto se consiguió gracias a una ciudadanía unida en torno a sus propios intereses, un pueblo que luchó por arrancarle a esas clases dominantes sus privilegios, de los que no se querían desprender, no cayeron de un árbol como si de un fruto se tratara, sino que hubo que agitar sus ramas con la fuerza de muchas manos.






Este es un punto de partida fundamental para comprender el compromiso político que muchos hemos adquirido con el territorio en el que vivimos, con este mundo dominado por un sistema que beneficia a unos pocos en contra del resto de especies y que pone en riesgo nuestra propia supervivencia. Únicamente la conciencia de la población de los problemas y que cada vez seamos más reivindicando, en las calles y las instituciones, acercará la posibilidad de asegurar un proyecto de vida digno y viable para todos y todas las que caminamos por este planeta.

















Durante el último mes, como candidato de Esquerra Unida al Congreso de los Diputados, he tenido la oportunidad de recorrer las comarcas alicantinas conociendo muchos de los problemas que nos asolan, con esa diversidad tan bonita que existe; de las montañas a los valles del Vinalopó y la Vega baja, de la costa al interior, cada lugar con unos problemas concretos, pero que tienen una similitud en todo el territorio, en incluso en muchos lugares del Estado.






¿Sabéis cual ha sido la diferencia más grande a la hora de poner las primeras piedras para salir de esas dificultades a las que están sujetas los municipios? La fuerza que han tenido las candidaturas de Esquerra Unida en cada uno de los gobierno de los diferentes consistorios. Allí donde ha estado esta organización se han dado los primeros pasos para conseguir pueblos y ciudades más dinámicos y que encaran el futuro con más ilusión, con posibilidades de poner las instituciones al servicio de la ciudadanía.

















Como conocéis, no logramos los votos suficientes para que representara a la ciudadanía en el Congreso, aunque tengo que reconocer que me dio mucha alegría ver que muchos eldenses habían confiado en el proyecto en el que estoy embarcado, consiguiendo en Elda 4.605 votos, lo que supone que un 15% del electorado confió en la candidatura en la que estaba presente.






Esas semanas fueron muy complicadas, pues además de una campaña en la que me exigí el máximo de mí mismo, no paré de trabajar, junto a muchos compas que me ayudaron y se lo agradezco desde aquí, en conseguir que se presentaran más candidaturas en la comarca que coordino y seguir con la actividad institucional en el ayuntamiento, continuando la labor que hemos realizado durante toda la legislatura, cuatro años que se acaban con una mezcla de sentimientos, que van desde la pena a la esperanza.






Y es que me da lástima el coste de oportunidad que hemos sufrido estos cuatro años, desde Esquerra Unida hemos defendido unas políticas transformadoras que acabaran con los problemas estructurales de Elda. PSOE y Compromís, sin embargo, han dado muestras de ocupar el gobierno sin un proyecto, entregándose a manos de Ciudadanos, para seguir por una línea continuísta en esta ciudad, que hace que se marchite y se cronifiquen muchas de sus deficiencias.

















Ante la parálisis del equipo de gobierno, mi grupo municipal no sólo se ha refugiado en la crítica, sino que además ha presentado multitud de propuestas para sacar a nuestra población del callejón sin salida en el que le han instalado los diferentes gobiernos que hemos tenido. Por poner los ejemplos más sangrantes, abogamos por la realización de un plan estratégico participado, colaborando con expertos y universidades, que nos permita decidir como queremos que sea la Elda del futuro, unas líneas maestras que tengamos que seguir esté quien esté en el gobierno y así no se vaya a ritmo de ocurrencias, como ha sucedido hasta ahora.






Tal y como está grabado en el ADN de Esquerra Unida, quisimos potenciar iniciativas para que se le dote a la ciudadanía de instrumentos de participación ciudadana y así, la propia población se informe, se empodere y decida, marcándonos cuales son los problemas prioritarios y las posibles soluciones. Sirviendo de correa de transmisión entre la población y el Ayuntamiento.






Otra propuesta que hemos llevado al Pleno, y que nos parece fundamental, es que se creara un observatorio de las contratas, como método de control a las empresas que gestionan los servicios públicos que se han privatizado, que por desgracia son muchos más que cuando empezó la legislatura, ya que PSOE y Compromís, en su ausencia de gestión política, han preferido esta formula a una más eficiente como es la municipalización de servicios, que permite gastar el dinero de todos y todas de manera más eficaz, pues lo que nos ahorramos en IVA y beneficio empresarial se puede gastar en mejorar el servicio y mejorar las condiciones laborales de los que la realizan.






Y por destacar una cuestión más, porque si señalara todas iniciativas que hemos intentando que se pusieran en marcha necesitaría más espacio del que estáis dispuestos a leer, por higiene democrática logramos que se aprobara por todos los grupos políticos del Ayuntamiento que Elda volviera a la senda de la legalidad en lo que memoria democrática se refiere. Consensuamos una comisión de expertos para que señalara qué honores mantenía en la ciudad la dictadura y así poder eliminarlos ¡Incluso el Defensor del pueblo no comprendió por qué no se ha hecho nada en este sentido!

















Pues bien, todo ha caído en saco roto, ante un Rubén Alfaro más preocupado por el continente que por el contenido, o lo que es lo mismo, un alcalde al que sólo le ha importado su imagen y ha vaciado de políticas la actividad del consistorio, convirtiéndose en un mero gestor de un equipo que no ha sabido o no ha querido hacer mucho más que política tecnócrata con la que no sólo no han solucionado ninguno de los problemas de la ciudad, sino que han empeorado al dilatarse todavía más en el tiempo. Todos los retos que nos marcamos hace cuatro años siguen vigentes por la incomparecencia de PSOE y Compromís.






Todo esto nos ha frustrado, ver como todas las ideas que proponíamos eran ignoradas gracias al pacto en la sombra que mantenían con Ciudadanos, más cuando hemos demostrado como realizar las cosas de otra manera, con mi compañero Javi Rivera logrando salvar EMUDESA de la ruina y convertirla en una herramienta útil a favor de todos los y las eldenses.

















Pero no quiero terminar sin hablar de esa ilusión que estamos forjando, porque el día 26 de mayo la ciudadanía de Elda va a tener la oportunidad de cambiar el destino de nuestra población, las riendas están en sus manos ¡Como siempre! Para ello, desde nuestra organización, hemos elaborado un plan de 150 medidas en favor de la mayoría social y centradas en la creación de empleo de calidad y en revitalizar y arreglar los barrios de toda la ciudad.






¡Pero no sólo es importante la movilización en las urnas ese día! Esta sociedad tiene que caminar hacia ese futuro que está por conquistar, tiene que activarse para asegurar que todas y cada una de las personas logren tener las facilidades para forjarse un proyecto de vida, que conquistemos la esperanza de tener las condiciones materiales y ecológicas para ser felices, con un pie en las calles y otro en las instituciones, porque cada espacio que abandonamos es ocupado por los que hacen políticas en contra de nosotros y necesitamos una población crítica que, tanto estemos gobernando o en la oposición, nos exija cuales son sus demandas.






En estas elecciones hay que dar un paso adelante para sanar el orgullo herido de nuestra ciudad y Esquerra Unida es la única candidatura con la experiencia, el programa y la voluntad política. Esta vez voy el número 3 de la candidatura encabezada por mi amigo Javi Rivera, esto no es ni casual, ni un paso atrás; en primer lugar muestra que una mujer fuerte y empoderada como es María va la 2, lo que supone que escuchamos claramente el mensaje que el feminismo está dando, más que nada porque también estamos con ellas. Pero además es un orgullo ir el tercero porque creo que se ha acabado ya el tiempo en el que la población votaba entre lo mismo y lo mismo, es hora del crecimiento de Esquerra Unida, ya que somos los únicos con una alternativa política, con la fortaleza de querer atar nuestros sueños a la realidad, siempre con un oído en la calle, con el conocimiento que sólo el pueblo salva al pueblo, no como un slogan, sino porque nosotros somos parte de ese pueblo y vamos a luchar desde cualquier parte por los intereses de la mayoría, por devolverle a Elda el dinamismo perdido con años de mediocridad de PP y PSOE, vamos a poner a la ciudadanía en el centro de la actividad política. Porque desde siempre, cada cambio global, ha comenzado con la transformación local.