domingo, 19 de abril de 2015

“¿Y eso?” (O el porqué de ir el 2 en la lista de IU al ayuntamiento de Elda)

El viento me golpea el rostro, el sol cuartea mi piel, el ritmo natural de la vida continúa; la cebada y el trigo crece milímetro a milímetro, segundo a segundo, sin prisa, imparable, constante, esperando que llegue el verano y comenzar de nuevo su ciclo. Las carrascas y sabinas pueblan las colinas cercanas, árboles achaparrados que no dotan de espesura a los bosques, resistiendo los inviernos fríos, los veranos calurosos, las sequías, las nieves, las tormentas. En el cortado pedregoso de un monte, donde anidaban los buitres, se alza una torre medieval y a sus faldas una iglesia se ve rodeada de casas de piedra, que se apoyan en grandes rocas o se adentran en la profundidad de las cuevas que se han ido formando a lo largo de siglos.

Mientras camino sobre tierra amarilla y la hierba verde, respiro con todas mis fuerzas el aire limpio que penetra por mis fosas nasales, con todo el tiempo para pensar, para hablar, para escuchar, para comprender, para leer, criticar y creer. Sin que nadie me marque la agenda; lejos de la inmediatez de las noticias televisivas, sin cobertura que me comunique con el exterior, que me informe de lo que ocurre, que me distraiga de mi tranquilidad. Sólo unos pocos vecinos, unos libros interesantes, Soraya, mi pluma, mi libreta…



Este marco incomparable, mi pequeño bastión en medio de la tormenta, me ha llevado a recapacitar sobre la pregunta que tantos me hacen: “Vas en la lista de IU a las municipales ¿no? ¿Y eso?” Uno se queda sin saber muy bien que decir o podría estar hablando de ello durante horas. Podría decir tantas cosas… podría decir que cada día sueño con un mundo más justo y, sin embargo, desde que tengo uso de razón sólo he visto empeorar este planeta. Podría explicarles que cada injusticia que se comete en el mundo la siento como si me la hicieran a mí, como si se la hicieran a alguien cercano y esa empatía que me hace ponerme en el lugar de todas esas personas olvidadas me ha llevado siempre a moverme, a luchar, a analizar, a ser crítico, a querer construir un mundo en el que todos y todas tengamos nuestras necesidades cubiertas y de esta manera vivir libres y en paz.

Por mucho que esta sociedad quiera taparse los ojos ante los desastres, cada día mueren en el mundo 40.000 personas de hambre, cuando se produce comida para suficiente para que esto no ocurra. El capitalismo ha mercantilizado a todos y todas las que habitamos esta tierra, todos los recursos que se pueda sacar de ella y el único dios que vive entre nosotros/as es el dinero. La guerra asola a los pueblos por intereses económicos, la investigación científica cada día está más enfocada al militarismo, las farmacéuticas buscan remedios paliativos para enfermedades primermundistas, los transgénicos son empleados para acaparar más producción y tener más beneficios, sin importar si dejan las tierras baldías y las dificultades que pasan el campesinado por tener que comprar y comprar semillas para volver a sembrar.



El sueño europeo, que tanto se ha deseado a lo largo de la historia de nuestro país, se ha convertido en un pesadilla, saltándose en muchas ocasiones el interés general y sin posibilidad de fiscalizar lo que ocurre en Bruselas por parte de la población, siendo mínimos los recursos democráticos que tenemos ante esos sátrapas y usureros que deciden quien vive bien en este continente y, en muchas ocasiones, en el mundo. Los beneficios culturales que pudiéramos haber obtenido, parecen nada ante los perjuicios a los que nos ha llevado la Unión Europea, en su vorágine por hacer que el dinero y los recursos financieros se muevan a sus anchas por el territorio, olvidando igualar los derechos sociales, laborales y humanos.

Creo en un estado donde la dignidad de las personas esté por encima de cualquier cosa; donde todo el mundo tenga derecho a una vivienda en condiciones, tenga la posibilidad de trabajar con un sueldo justo y un tiempo libre suficiente para realizarse como persona. Un estado en el que la educación sea pública, crítica, laica y de calidad dándole la gran importancia y recursos que se merece. Quiero una sanidad pública que no niegue a nadie el ser atendido, que tenga todo el material y los recursos humanos necesarios para atender perfectamente a cualquier persona, reduciendo listas de espera y en la que no tengamos que ver cosas tan vergonzosas como a nuestro jefe de estado operándose en clínicas privadas. Me parece fundamental que los servicios sociales estén en pleno funcionamiento; ya que las personas con discapacidad tienen que lograr tener una vida normalizada, con las ayudas suficientes para tener los cuidados adecuados para lograr tener una calidad de vida máxima. Quiero que las familias excluidas de la sociedad tengan todas las facilidades para integrarse, para aspirar a vivir como cualquier otro y no sean estigmatizados por su condición y consigan salir de la espiral que les mantiene en condiciones de vida nada deseables.



 La decisión de ir en número 2 en la candidatura de EUPV al ayuntamiento de Elda no la tomé yo directamente, sino que en unas primarias abiertas los compañeros y las compañeras, junto con simpatizantes, consideraron oportuno que yo estuviera en ese puesto y con sus votos me auparon hasta ahí. Lo cierto es que me ha hecho mucha ilusión, que se suma a la responsabilidad de involucrarme de lleno en llevar mis ideas a la realidad, pasar de la teoría a la práctica, del debate a la acción, siempre sin dejar de soñar, sin dejar de formarme, sin dejar de ser crítico.

Mi ciudad, Elda, ya lleva muchos años en crisis; cuando era pequeño en los libros de geografía aparecía como la sexta ciudad en número de habitantes del Pais Valencià, ahora ya no está ni entre las diez primeras y en los últimos años ha perdido 2.000 habitantes, mucha gente de mi edad ha tenido que abandonar la ciudad para buscarse un futuro, bien sea en España, bien en el extranjero. Nuestra ciudad se presenta al visitante como un lugar donde no se ha respetado nuestra historia, con un casco antiguo en una situación lamentable, con barrios dejados y degradados. La industria del calzado está consiguiendo sobrevivir a duras penas, no se ha logrado diversificar la industria y sólo se ha conseguido llevar a esta ciudad al segundo puesto en menor ‘renta per cápita’ y al cuarto con mayor desigualdad social de toda España. Caritas y Cruz Roja se ven colapsadas por las peticiones de comida que tienen por parte de las familias más vulnerables con la crisis.



Lo fundamental en el funcionamiento de una ciudad son las personas habitan en ella, esas gentes que se levantan para trabajar cada día, que compran, venden, consumen o sirven en los comercios que pueblan las calles, los hombres y mujeres que pasean por sus calles, que hablan, ríen, disfrutan o lloran en ese compendio de edificios y asfalto que componen una urbe, que no son más que individuos que forman una comunidad con sus costumbres, tradiciones, su forma de hablar, de comportarse, su orgullo, sus características similares unos a los otros y con mínimas diferencias con los de otro lugar. Por toda esa población que habita Elda es por lo que voy en esta lista. Porque no quiero que haya ciudadanos de primera y de segunda, queremos que todo el mundo tenga derecho a alimentarse y para ello el ayuntamiento haga un comedor municipal en el que todo el mundo pueda tener asegurado el sustento mínimo diario. Queremos acabar con el paro, municipalizar servicios para que no hayan empresas que se aprovechen del dinero de los contribuyentes, queremos apoyar las cooperativas, ya sean para crear un trabajo de calidad o para asegurar viviendas a un precio justo, queremos que la gente tenga un techo donde vivir, un lugar donde desarrollarse como persona junto a su familia y lo vamos a conseguir por medio de alquileres sociales. Queremos que todos las personas sean tratadas con dignidad; los discapacitados que ahora se ven abocados por la Generalitat al copago, las personas de diferentes etnias y condición social que tengan las mismas oportunidades que todos. Queremos que la gente tenga una programación cultural adecuada, que nuestra ciudad siempre tenga algún evento, dándole facilidades a las asociaciones existentes y con espacios para que cualquier colectivo tenga las facilidades para desarrollar sus actividades (locales de ensayo de música, danza, teatro, pintura, escultura,…) aportándonos todos y todas. Queremos puntos de lectura por todos los barrios, horarios de bibliotecas más amplios para los universitarios, queremos una red de cercanías que nos una a los municipios de alrededor, a la universidad. Queremos firmar convenios con las dos universidades de la provincia, con la posibilidad de que en nuestro municipio se impartan más estudios. Queremos una ciudad más acorde con el medio ambiente, con carriles-bici, alquiler de bicicletas, transporte urbano más fiable y útil, reforestando nuestros montes, sembrando en los jardines especies autóctonas de la zona para que se adapten a la falta de agua, métodos de ahorro energético e hídrico. Queremos una ciudad de la que nos podamos sentir orgullosos, donde todos los ciudadanos y ciudadanas que la habiten vivan con la mayor dignidad y felicidad posible.



Pero sobretodo,  quiero una ciudad donde sus ciudadanos decidan hacia dónde va, con métodos de participación ciudadanía para que el pueblo decida, para que seamos los que habitamos Elda los que propongamos, pensemos, decidamos en qué y para qué se gasta el dinero que la ciudadanía aporta con sus impuestos.


Por todo ello y alguna cosa más quiero representar a la ciudadanía, luchar por sus intereses y volver a ver como nuestra ciudad resurge de los muchos años grises oscuros, casi negros que ha vivido. Sin nada más que decir me despido con la ilusión de que os pongáis en contacto conmigo ante cualquier pregunta que tengáis sobre esta candidatura que tanto admiro.