miércoles, 16 de enero de 2013

La Gran Marcha VI


En España, desde 1923, había instaurada un dictadura militar por parte del general Primo de Rivera. Los partidos que querían una vía democrática, más o menos completa, se reunieron y realizaron el pacto de San Sebastián en 1930, que exigía para nuestro país una república, incluso hubo un levantamiento militar en Jaca que fue sofocado con rudeza. Caído Primo de Rivera y reinstaurado el antiguo régimen liberal, llamado la “dictablanda”, la oposición democrática consideraron las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 como un plebiscito entre monarquía o república. En la mayoría de capitales de provincia (donde era más difícil el pucherazo) ganaron los partidos republicanos, así que el 14 de abril, Alfonso XIII marchó al exilio y se proclamó la II República Española. Comenzó como un periodo esperanzador para la sociedad, pero los problemas del gobierno provisional, y del primer gobierno de izquierdas, se iban a ir acumulando. Se comenzó un periodo de reformas importantísimas: la educación se convirtió en un pilar del estado, separación iglesia estado, reforma militar, reforma agraria, derechos laborables, voto femenino, la diplomacia como medio de relación exterior en vez de la guerra y un largo etcétera de medidas que hizo de la constitución republicana la más progresista de la historia de España hasta nuestros días.



Estas reformas iban poco a poco, lo que desesperaba al proletariado español y, sobre todo, a los jornaleros agrarios, por lo que la presión desde la calle y los campos fue muy grande para esta recién nacida República, sumado a la crisis internacional que se produjo a raíz del Crack del 29. En el lado contrario, los grandes terratenientes, empresarios, la iglesia y la cúpula militar comenzaban (si alguna vez no habían dejado de hacerlo) a recelar de esta nueva forma de gobierno que les estaba arrebatando privilegios que durante siglos habían mantenido, sin ir más lejos el general Sanjurjo en 1932 intenta un golpe de estado.

En 1933, después de que la guardia civil reprimiera duramente varias socializaciones de tierra efectuadas por jornaleros anarquistas, el gobierno dimite ante el descontento de las bases populares y las nuevas elecciones las gana la derecha (CEDA), que de primeras no entra en el gobierno y permite que sea Lerroux quien encabece este ejecutivo con su Partido Radical (el caso de este partido y su líder es curioso ya que cuando lo creo a principios del s. XX era un partido casi anarquista y al final de la república es prácticamente de derechas). En el año 34 la CEDA se dispone a entrar en el gobierno ante la falta de aplomo de Lerroux para acabar con lo avances hechos en el bienio anterior, esto atemoriza a toda la izquierda, que desde las elecciones se había desunido, y declaran un huelga general en todo el estado para impedir que hayan ministros de la CEDA. El miedo viene de lo que ocurre en Europa en ese momento; Hitler había subido al poder con ayuda de la democracia y estaba encarcelando y asesinando obreros por ser de izquierda, lo mismo ocurre en Austria, Rumania, Italia y Hungría. Por lo tanto, la huelga de 1934 se hace como un movimiento revolucionario para conquistar el poder; en Barcelona, el presidente de la Generalitat se declara independiente y pide a las organizaciones de izquierdas de todo el estado que se vayan a Catalunya a crear un nuevo estado, en seguida el ejercito aplaca este intento secesionista. En Asturias la unión entre anarquistas, socialistas y comunistas (algo que no había pasado en resto de España) logra hacer triunfar la revolución, pero el gobierno no duda en mandar al ejército, con el general Franco a la cabeza, y reprime con dureza este levantamiento, aunque también con esfuerzo, ya que los revolucionarios asturianos conocen el terreno y su motivación y convicción es muy alta. Las cárceles de toda España se llenan de políticos y sindicalistas.

En febrero de 1936 se vuelven a convocar elecciones, ya que un escandalo de corrupción salpica a casi todo el gobierno, en especial a Lerroux, y esta vez, la izquierda se une en el Frente Popular para continuar con la labor reformista que necesitaba la sociedad. Vencen holgadamente y comienzan a tomar una serie de medidas para que las bases proletarias del país les siguieran apoyando frente a la antigua oligarquía.


Poco dura la alegría en la casa del pobre y el 18 de julio de ese mismo año se sublevan varios generales contra el gobierno de la república, que prácticamente desaparece ante la fortaleza de los partidos de izquierda. La intentona golpista fracasa, ya que no consiguen vencer en tres cuartas partes del territorio español. El pueblo se hace con armas y defiende sus intereses en milicias sindicales y políticas (mi abuelo entre ellos, que se fue con las Juventudes Socialistas Unificadas a defender Madrid con tan solo 18 años). El general Franco con el ejército de África llego enseguida a las puertas de Madrid y su defensa se organizó de una manera heroica. Franco tenía el apoyo de Italia, Alemania y Portugal, además de la ayuda económica que le proporcionaron muchas empresas inglesas y estadounidenses por miedo a una revolución en España. Mientras la revolución se fue fraguando en el lado republicano, con la fortaleza de la CNT (anarquista) y el POUM (trotskista), ellos consideraban que si iban haciendo una revolución a la vez que la guerra, el proletariado al otro lado de sus líneas lucharían desde el interior de la zona nacional para que les liberara la revolución. Esto no ocurrió, más que nada porque las tropas franquistas se dedicaron a matar y meter en campos de concentración a todo aquel en sus territorios que perteneciera a un partido o un sindicato. Hubo masacres escalofriantes y un atraso tristísimo al camino del proletariado español.

La República se fue rehaciendo del primer golpe y el gobierno de Largo Caballero logró unir a todas las ramas de su zona, tuvieron la importante ayuda de la URSS, que permitió contrarrestar algo la ayuda extranjera que tenían los nacionales, además la Internacional Comunista también hizo un llamamiento al proletariado mundial para ayudar a la República: franceses, italianos, alemanes, ingleses, americanos y un largo etcétera de nacionalidades vinieron a prestar sus servicios a la democracia española agrupados en las Brigadas Internacionales. Pero la guerra se iba perdiendo, Franco después de no poder tomar Madrid se dirigió al norte y conquistó el P. Vasco, Cantabria y Asturias, su siguiente objetivo fue llegar al Mediterráneo. La zona republicana pasó por una gran crisis al ser expulsado el POUM del gobierno e ilegalizado con la acusación de ser un agente doble, era mentira, lo real es que Stalin no quería partidos afines a su enemigo Trotsky y como a la República le estaba dando todo tipo de ayuda pidió esta contrapartida, esto hizo que Largo Caballero dimitiera y que se produjeran “los sucesos de mayo” en Barcelona, donde se intentó eliminar el gran poder que la CNT tenía (aliado del POUM) y llevó a conflictos armados dentro de la ciudad. A partir de este momento Negrín se hizo con un gobierno que tenía un fuerte protagonismo del PCE. Se intentó contener a Franco en Belchite y llegaron a conquistar Teruel, pero el avance franquista era imparable con la cantidad hombres, materiales y dinero que le llegaban desde el exterior.



“El comité de No Intervención” que impulsó Francia solo perjudicó a la república ya que los gobiernos fascistas no lo respetaban. Cuando los nacionales llegaron a Vinaroz y separaron la zona republicana, el gobierno legítimo encabezado por Negrín, hizo su última gran apuesta con la batalla del Ebro, la más grande y sangrienta de toda la guerra, se perdió y con ella la esperanza en que la república venciera esta guerra. Catalunya fue la siguiente en caer sin apenas resistencia y con un monumental éxodo de republicanos que salía hacia Francia ante el temor real de que los nacionales los mataran. Negrín quiso resistir a ultranza y para ello regresó a Madrid y, posteriormente, fue con su gobierno a Elda (mi ciudad), Negrín confiaba en que pronto habría una  guerra europea en la que se podría englobar la española y entonces sí que lograrían los apoyos de las democracias occidentales. Esto le trajo muchos enemigos de generales derrotistas y que finalmente dieron un golpe de estado dentro de la zona republicana con Casado a la cabeza y con la ayuda de Besteiro (del PSOE igual que Negrín), republicanos y anarquistas. Su intención era negociar con Franco, pero este solo permitió que algunos altos mandos militares se fueran al exilio. El 1 de abril de 1939 terminó la guerra de España, primera parte de la segunda guerra mundial, y comenzó la represión, el asesinato y la reclusión de todos aquellos que habían defendido la legalidad republicana y habían querido un futuro mejor para este país, estos crímenes se dieron en mayor medida en los años cuarenta, pero se alargaron en el tiempo hasta los últimos días del dictador Francisco Franco.



Desde el inicio del golpe de estado de Franco, que provocó la guerra fratricida en España, hubo represión en las retaguardias. La diferencia fundamental entre uno y otro bando fue que, mientras en la zona republicana se ajustició a la mayoría de personas de una manera incontrolada que el gobierno republicano quiso frenar, en la zona fascista existía un plan de exterminación del enemigo político apresando y asesinando a todo simpatizante de la república. Es más, una vez terminada la guerra la represión continuó, se quería insuflar miedo y desesperanza en la sociedad; torturas, paredones, robos de bebes, campos de concentración, “paseíllos”, años de cárcel en centros repletos e infecciosos.

Cada día una lista de nombres en la que podías estar, te nombran, te animan tus compañeros, miras los pasillos repletos de la prisión, te llevaban a un frio camión, un camino lleno de baches y tristeza, mil pensamientos recorren tu cabeza, paras en la tapia de un cementerio, un pelotón preparado para dispararte, un sargento dispuesto a dar la orden de ejecución y rematarte, los miras a la cara, un cura te ofrece salvar tu alma, te niegas, le escupes, lo ignoras o lo aceptas, te da tiempo a un grito que sientes como un epitafio: “¡Viva la República!”,  “¡Muerte al fascismo!”,  “¡Viva la lucha de clase obrera!” o más enrabietado “¡Franco cabrón!”, luego hablan ellos “¡Apunten!” y ves el arma que te mira a ti, ves los ojos de tu verdugo, unos inseguros, otros orgullosos, otros avergonzados, alguno dubitativo, miras alrededor en busca de esperanza y no la hayas cuando escuchas “¡Fuego!” y eso es lo que ves salir del cañón que te apuntaba, caes al suelo y te quejas de la herida, oyes los gritos de los que a tu lado comparten tu suerte, tu boca y cara está llena de tierra y sangre, ves la lúgubre noche apenas iluminada por un farol y el sonido de una pistola al disparar suena atronadora cada vez más cerca, “¡pum!”, “¡pum!”, “¡pum!”, hasta que finalmente ese estallido acaba con tu vida y solo queda de ti una bala llena de sangre incrustada en el muro del cementerio, la huella, más o menos profunda, que hayas podido dejar en los que conociste y la admiración de las personas que os valoramos por vuestro coraje y vuestra entrega hasta el final. Ahora su cuerpo estará en una de las cientos de fosas comunes que hay en este país, pero su esfuerzo y entrega siempre será una motivación más para los que luchamos por un mundo más justo.



Ante esta represión del “generalísimo” victorioso, por la gracia de Dios, en la cruzada contra el enemigo rojo-judeo-masón, hubo quien intentó exiliarse y acabó en campos de concentración franceses o alemanes, hubo quien se puso una camisa azul de Falange a modo de salvavidas, quien continuó su miserable vida olvidándose quien fue, también los hubo que se creyeron vencedores y continuaron siendo oprimidos por los mismos de siempre y hubo una minoría, que en otros países serían tratados como héroes, que comenzó una guerrilla en los montes desde el momento que comenzó la contienda. Los “guerrilleros” fueron las personas que siguieron luchando cuando parecía todo perdido. Desde que empezó la guerra, comenzó el terror de la represión y se formaron grupos guerrilleros para escapar del sanguinario régimen. Terminada la guerra se asentaron en zonas de difícil acceso e intentaron instaurar un sistema justo en el que la sociedad no fuera ni humillada, ni reprimida, ni explotada. Cuando la segunda guerra mundial estaba finalizando, el sur de la Francia liberada estaba controlado por “maquis” de origen español, republicanos que se habían unido a la resistance, el PCE instalado en Toulouse manejaba las acciones de esta guerrilla frente a los nazis. En un vacío de poder existente por la guerra, los dirigentes del PCE que controlaban la UNE (Unión Nacional Española) asociación del exilio republicano, consideraron oportuno hacer una invasión guerrillera al Valle de Arán. Su idea era tomar los pueblos del valle (es más fácil llegar a él por Francia que por España), tomar el túnel que lo une a la península e instaurar un gobierno republicano provisional, teniendo como capital a Viella. Después de esto, las potencias aliadas ayudarían a tirar a Franco y a instaurar la democracia en España. Bueno, pues entraron grupos guerrilleros por toda la frontera franco-española para despistar al ejército y entraron en el Valle de Arán; un grupo de unos 2.000 guerrilleros que tenían que tomar el túnel no lo hicieron y al otro lado les esperaba una división de ejército franquista. La dirección del partido se opuso a esta acción y mando a Carrillo para hacérselo saber a los que se hallaban allí y las potencias europeas no movieron un dedo mientras esto sucedía. Así que se perdió una buena oportunidad y Europa, sobre todo Francia, traicionó a los republicanos españoles que lucharon contra el fascismo en la IIGM, a los que se les había prometido que Franco también caería.



El Partido Comunista continuó su lucha, por medio de guerrillas, contra Franco. Muchas personas que venían de la guerra europea se encontraron con un panorama bien diferente en España. La represión llevada a cabo por Franco, el miedo que había sembrado, hizo efecto. Se cortó de raíz la Gran Marcha española, se eliminaron las personas más implicadas, más inteligentes, a los responsables de partidos y sindicatos de todos los pueblos y ciudades, el que no estaba muerto estaba exiliado, el que no escondido y los demás muertos de miedo. Todo esto logró que la moral de la población bajara y que la mayoría se diera por vencido. El escaso apoyo que tuvieron los maquis en la población hizo que su empresa fracasara, ya que los enlaces de la guerrilla fueron duramente reprimidos y las zonas donde esta actuaba estaban totalmente militarizadas. A finales de los 40 el PCE cambió la estrategia y los que continuaron con la lucha hasta mediados de los 50 se les “abandonó” en cierta manera, ya solo les quedaba la cárcel o el exilio.

Mientras el Régimen nacional-católico se iba asentando en el plano internacional, a pesar de haber ayudado a Hitler en la IIª Guerra Mundial con la División Azul y la venta de materias primas para los países del Eje, las potencias vencedoras lo admitieron en el plano internacional por su fanático anticomunismo. Otra estocada más para los que luchaban por la libertad en nuestro país, los que fueron traicionados por todos. España, poco a poco, iba mejorando su situación económica gracias al turismo extranjero que llenaba las playas de nuestra costa, la producción industrial barata por los pocos derechos laborables existentes, la alta emigración a Europa que permitía traer capitales y que no hubiera apenas paro y con la construcción destrozando cualquier pueblo o ciudad que pudiera. La corrupción era bestial, las capas altas de la sociedad no pagaban a penas impuestos y el desarrollo social del estado inexistente.



Pero la sociedad ya estaba cansada de la sangrienta dictadura, comenzó el periodo de más huelgas y manifestaciones de la historia del Régimen. Aunque los movimientos estudiantiles estuvieron muy activos durante mucho tiempo, en los años 50 comienzan a haber huelgas en las universidades, es a partir de finales de los 60 cuando comienza a haber una oposición firme en contra de Franco en el interior de España. La creación de las Comisiones Obreras por parte del PCE y su integración, poco a poco, en la estructura del Sindicato Único Vertical franquista hace que en los sectores industriales se comience a luchar por medio de huelgas por un sistema democrático. Las universidades están fuertemente influenciadas por diferentes ideologías de izquierda y “Mayo del 68” se convierte en una inspiración para todos ellos. El miedo iba desapareciendo conforme envejecía el dictador, muchos jóvenes veían como algo lejano la guerra y la mayoría no la había vivido. La represión continuaba, en los calabozos de la Puerta del Sol se torturaba, encerraba y asesinaba a la oposición, a Julián Grimau lo lanzaron en el año 63 por una ventana y luego lo fusilaron, con el beneplácito de Fraga que explicó lo sucedido al ser ministro de información. Pero fueron muchos más, muchas personas anónimas que lucharon por un mundo mejor; Salvador Puig Antich o Heinz Chez mientras vivía el dictador. O los 5 de Vitoria que fueron disparados por la policía cuando salían de una asamblea o Teófilo del Valle en el movimiento asambleario en la huelgas del calzado en Elda, estos últimos fueron asesinados siendo Juan Carlos de Borbón Rey y Fraga ministro de interior.



Durante toda la dictadura el PCE había sido el único partido que había hecho una oposición real al Régimen. En los años 70 intenta la unión con otros partidos de la oposición democrática, pero sus maniobras iban a ser en balde. Primero ETA acaba con uno de los más importantes dirigentes del Franquismo, Carrero Blanco, por lo que Juan Carlos de Borbón parece ya totalmente encaminado a la jefatura de estado ya que Franco lo nombró heredero. El 20 de noviembre de 1975 muere Franco; ante la presión de la calle, muchos dirigentes franquistas se dan cuenta que van a perder el poder antes o después, por ello se cambian de chaqueta y se hacen pasar por demócratas. Este es el caso del propio ciudadano Juan Carlos, Fraga, Suarez, Calvo Sotelo y tantos otros que se integraron en las filas de Alianza Popular y Unión de Centro Democrático y luego del Partido Popular. Utilizaron las leyes franquistas para reformar el régimen y conseguir una democracia de mínimos, donde la misma oligarquía compartiera poder con nuevos partidos políticos. El PCE descolocado por estas acciones perdió la iniciativa, tuvo que admitir la monarquía y serenó su discurso, esto, unido a tener una cúpula anciana que venía del exilio, le llevo a conseguir unos malos resultados electorales en las primeras elecciones democráticas, el PSOE le adelantó por mucho con un joven Felipe González que consiguió la secretaría general por medio de trampas ante los socialistas históricos y estando bien financiado por la socialdemocracia europea. Aunque en estas elecciones ganó el continuismo de la UCD con Suarez a la cabeza.



Se hizo una constitución entre todos los partidos que en muchos sentidos es flexible y en otros muy rígida. La situación económica del país es desastrosa y se hacen los pactos de la Moncloa, que desunen más al PCE ante todo lo que tienen que ceder. Cada vez la situación es peor en el país, el ejército está intranquilo y se escuchan “ruidos de sables”, el rey pierde la confianza en Suarez y fomenta un golpe de estado con su amigo Armada a la cabeza y todos los partidos políticos en el gobierno salvo el PCE. El 23 de Febrero de 1981, en la toma de posesión de presidente del gobierno por parte de Calvo Sotelo ante la dimisión de Suarez, Tejero entra en el congreso a golpe de pistola, él pensaba que se iba a volver a un régimen como el franquista, y por desavenencias con Armada, al final, fracasa el golpe, ya que el Juan Carlos se desmarca y se anota la jugada como que él fue el que acabó con el golpe de estado.



Nuestra modélica transición solo fue una cambio de careta de las oligarquías para seguir teniendo el control y el golpe de estado sirvió para volver a insuflar miedo en la población y que no exigiera nada, que se contentara con lo que tenía.

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