miércoles, 31 de diciembre de 2014

Silbando ideas...

En el momento en el que este año respira sus últimas bocanadas de aire, me dispongo a escribir sobre lo que ha acontecido, sobre cómo ha sido el camino que hemos emprendido este año, a dónde nos lleva, que errores y que aciertos hemos cometido, que victorias y que fracasos y que opinión tengo de ello, que pienso y que tengo que ir sacando de mis entrañas para que no se me quede una sensación de silencio y acumulación dentro de mí que no me deje respirar.

El mundo gira y gira, nosotras sólo vivimos en un minúsculo espacio de tiempo y siendo una persona entre millones, aunque nuestros pensamientos sean infinitos. A penas contamos como algo en la historia de la humanidad, nadie recuerda quien inventó cosas importantísimas para la humanidad, para la historia del universo no somos nada, ni siquiera nuestro planeta quizá, y sin embargo existimos, pensamos, crecemos, dudamos, aprendemos y nuestro objetivo es avanzar, mejorar como especie, mejorar la vida de las que nos precedan, estar a la altura de las que estuvieron antes que nosotras por este loco planeta, empapándonos de su sabiduría, corrigiendo sus errores.



El año lo comencé en Argentina; fue toda una apertura de ojos, de ver el continente por donde vendrán los cambios para la historia de la humanidad, el laboratorio de la izquierda postsoviética, el lugar donde el capital muestra su cara más despreciable. Porque el capitalismo no debemos olvidar que no es sólo EEUU y Europa, el capitalismo es África, Latinoamérica, India, sudeste asiático, es guerra, golpe de estado, gobiernos títeres. Allí buscan políticas de empoderamiento de la sociedad, de protección social, de cooperativismo laboral y de democratización absoluta. Evidentemente, nada es perfecto y si el pueblo no se involucra en los cambios de su país los problemas aumentan por falta de fiscalización, crítica y propuestas.

Regresé a España y me sorprendí caminando junto a miles de personas en las marchas de la dignidad del 22M, compartí pasos con gente que tenía ansias por mejorar este país, este mundo. La idea de unificar la izquierda para lograr unos objetivos comunes parecía más cercana; pan, trabajo, techo y dignidad, ese era el grito más repetido y ese nuestro programa ante la sociedad.



Al llegar a Elda, intenté involucrarme en mi pasión, en la política. Estuve en la plataforma de “No al castelazo”, una organización que pretendía que una de las pocas plazas históricas de mi ciudad no fuera derribada para mayor gloria de nuestra alcaldesa. Recogimos firmas, hicimos charlas, reuniones de trabajo, asambleas por barrios, todo lo que se le puede exigir a una plataforma ciudadana. La gente dio una respuesta sincera con las firmas, llegamos a superar las 4.000. En contrapartida, las asambleas eran poco numerosas, las reuniones de trabajo cada vez menos eficientes y la ciudadanía mostraba sus quejas en las conversaciones o por las redes sociales, pero era incapaz de apoyar las acciones de una plataforma que pretendía que no se hiciera una obra faraónica, por un precio desorbitado y lo más triste es que les repercutía a todos, que hay gente pasándolo muy mal económicamente.

Las críticas nos llovían por todas partes, unos diciendo que éramos unos antisistema, otras que éramos muy blandos, todos desde el exterior, sin arrimar el hombro, sin limar las asperezas para conseguir un objetivo claro, justo y necesario. La plaza está actualmente en obras. La plataforma continúa sin tener un  objetivo claro, si hubiera tenido una respuesta popular contundente quizá no hubiéramos logrado la paralización del proyecto, aunque sí podríamos haber conseguido crear una plataforma ciudadana para la participación ciudadana que lograra ser escuchada ante estos injustos actos de los gobiernos municipales.

Durante este periodo pasaron las elecciones europeas, que supusieron un auge de mi formación, IU, consiguiendo uno de sus mejores resultados. Ahora estamos pagando, con creces, la falta de democratización interna de la organización para la confección de listas, ya que en estos comicios se presentaron unos compañeros, a los que habíamos glorificado, y que al decir que querían primarias para elegir al candidato, los dejamos marchar. Cierto es que fuimos algo torpes; hoy hacemos primarias por todo el estado.

De hecho, en las primarias de EUPV un grupo de compañeras presentamos una lista, en la que yo estaba incluido. Nuestra intención fue que no hubiera una lista única pactada (luego se dividió en dos), que las asambleas de base tuvieran el poder para elegir candidatos y que en las primarias se colocaran en orden y se desecharan los que la militancia considerara que no debían ir. Poca gente nos quiso entender, nuestros nombres estaban puestos en orden alfabético para que la decisión no llevara ningún tutelaje y el militante se sintiera más involucrado en la decisión, por tanto, informarse mejor y, quizá, pudiéramos lograr una militancia más activa aun. Pues no pasó, la gente no nos votó, muchas votaron en lista cerrada, con la numeración que llevaba la lista sin plantearse el resto.



El partido que surgió de nosotros mismos fue Podemos, un partido de una verticalidad muy pronunciada, con una cúpula muy preparada y que siempre hemos tenido en IU en gran estima. Su carismático líder, Pablo Iglesias, llevando un discurso claro y potente ha logrado que las encuestas le aúpen a lugares donde IU nunca llegaba. Estamos completamente desplazados de la actualidad política, para el sistema es más cómodo un Podemos con ideas difusas, silencios, sin mojarse, sin situarse ideológicamente…

La ciudadanía encantada, toda la labor de movilización de muchas organizaciones durante estos años (IU, PAH, Marchas, Mareas, etc.) se ha frenado de golpe, ahora hay que ganar las elecciones, eso parece lo fundamental, aunque con ello engañes al pueblo. En noviembre las manifestaciones por las marchas apenas lograban reunir a 2.000 personas en Valencia y Alicante, una cifra irrisoria a las que se estaban dando anteriormente.

Yo considero que IU tiene que hacer un trabajo pedagógico, hacer comprender a la población que para cambiar este país y este planeta se tienen que esforzar, tienen que presionar, tienen que exigir, tienen que tener instrumentos para lograr canalizar sus quejas. En IU tendremos que cambiar vicios, creernos nuestros discursos e intentar unificar criterios. Borrar toda mancha de colegueo, amiguismo, apoltronamiento, nuestro objetivo es cambiar el mundo, pues no desfallezcamos.

La situación extrema que atravesamos, lleva a la sociedad a buscar un salvador con tal de no tener que hacer nada, continuando con su vida y mostrando su queja a través de un voto. Tenemos que intentar luchar por una sociedad más activa políticamente, que no nos pase como en el 82 cuando gente se cambió de camisa para votar a Felipe González, hubieron hasta los que se marcharon de partidos de izquierda verdadera para cambiar el PSOE desde dentro, ya podemos ver el fracaso de esa táctica. El único camino es la lucha por nuestros derechos, dejar de ver tanto fútbol y crearse una conciencia crítica de lo que sucede, dejar los programas del corazón y exigir nuestra igualdad racial, sexual, económica,…

Que ahora Cañamero se vaya de IU para mi es una decepción, porque es una persona de acción, es un persona con la que me enorgullecía de compartir militancia, pero en el SAT, o CUT-BAI, también tienen sus incoherencias, igual que nosotros. La esperanza la ponemos en que un partido hermano como Syriza se postula como vencedor en las elecciones griegas, esperemos que sea la grieta por la que nos empecemos a colar en la realidad europea.

Ahora sólo queda que hacer un programa común en el que muchos nos unamos y para mí lo fundamental sería: Derecho a la vivienda garantizado; mejora de la educación y sanidad pública, quitando ayudas a concertadas y privadas del tipo que sean; creación de trabajo, mejorando condiciones laborales y reduciendo las horas de los que trabajan; democratización absoluta del estado; derecho de autodeterminación de los pueblos; solidaridad con los países que condenamos al subdesarrollo, ayudas a la dependencia y un alguna cosa más que se me escape.

Nadie habla si no va a ser escuchado; yo en los últimos meses tengo menos ganas de escribir y hablar, siento que la gente se esconde, que otros desconfían y aunque dicen que me respetan, me siento muy sólo en mis opiniones, poco valorado. Así que se me quitan las ganas de continuar luchando contra viento y marea, de intentar ser pedagógico, comprensible, a veces tengo ganas de quedarme en silencio y otras lo hago ante la poca atención que me prestan. Luego recuerdo a Brecht, a sus imprescindibles y continúo…

Por último, sólo quería poner en relieve la importancia de que esta sociedad se empodere, se manifieste, participe, luche, crea, aprenda y debata, construya. No le demos una carta blanca a una persona, mostremos nuestra opinión, reforcémosla y levantémonos, si no es imposible.

Esperemos que el 2015 sea el año en el que este mundo comience a cambiar para mejor, para acabar con el hambre y la pobreza y donde la sociedad deje de estar aborregada y luche por un mundo, como dijo Rosa Luxemburgo, donde seamos: socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.



jueves, 6 de noviembre de 2014

Converger para ganar


Mucha gente me ha preguntado porque integro la lista a las primarias de EUPV por la provincia de Alicante de “Converger para ganar”, espero que en estas líneas se comprenda.



Antecedentes

Yo me afilié al PCE y a IU en 2007, por ese orden, porque no estaba de acuerdo con la dirección de aquel momento de Izquierda Unida, que se mostraba muy próxima al PSOE y yo creía más en las tesis de Julio Anguita de las “dos orillas”, en la que en un lado estaríamos los que queremos transformar esta sociedad y este mundo y en la de enfrente estarían los partidos del régimen (PP, PSOE, CiU, PNV, UPyD, C´s,…).

En el 2007 me creí las encuestas y fui de los que pensé que la coalición Compromís podía ser fundamental para desbancar al PP del País Valenciano. Luego vino la traición, los incumplimientos de lo acordado antes de las elecciones y el robo del grupo parlamentario, con lo que se consiguió crear una desconfianza importante en el seno de EUPV por confluir con otras organizaciones.

En el año 2008 se realizaron elecciones generales en las que IU consiguió sus peores resultados con 2 diputados, y uno de ICV. En ese momento se creó un debate intenso, se hablaba de cambiarlo todo; refundar IU, cambiar el nombre, ser un movimiento político y social real, dónde los movimientos alternativos al sistema tuvieran cabida y todos lucháramos juntos por unos mínimos.

La crisis ya estaba presente durante el 2008, pero empezó a hacerse insoportable con los desahucios de la gente de sus casas, escándalos de corrupción, Zapatero se dobló ante los intereses de Europa y la banca con lo que dejó al país con una fuerte deuda. Comenzaron a recortar; sanidad, educación, dependencia, dos reformas laborables para quitar poder adquisitivo a los trabajadores, el Capital enseñaba las uñas y nosotros no teníamos fuerza.

El 15M apareció para mostrar la indignación de un pueblo que había vivido demasiado el sueño capitalista, se acercaba a IU pero no del todo, hubo mucha gente que nos vio como un partido más, quizá no supimos aprovechar ese descontento, quizá no podíamos hacer más.

Al calor de las encuestas (otra vez), finalmente, no cambiamos nada para que todo siguiera igual, aunque es cierto que muchas cosas se hicieron bien y nuestro mensaje caló en la sociedad. Un día nos decían tenéis un 8% de los votos, al siguiente un 10%, un 15%, incluso vi una que nos daba un 17%. Mientras, se acercaban las elecciones europeas y en el Consejo Político Nacional y en el Consejo Político Federal se hicieron las listas, sin llevarlas a las asambleas, creando tensiones entre grupos de dentro de EUPV e IU. Cuando se empieza a ver esto, aparecen unos que siempre hemos considerado de los nuestros, que hemos puesto sus vídeos en el FB en multitud de ocasiones, que han estado ayudando como asesores a IU, vemos a Pablo Iglesias, Monedero y Errejón, entre otros, y nos dicen que quieren primarias para estar en la lista. Pero cerramos filas: “¡Oportunistas!”, “Los militantes eligen en IU”, “Las asambleas son el poder de IU”, ”No nos pueden marcar la agenda desde fuera”, etc. Cuando sabíamos que las cosas no se habían hecho del todo bien.

Consecuencias

Podemos, el partido de Pablo Iglesias, se queda muy cerca de nosotros, por tanto empiezan a haber unas dudas existenciales ¿Hacemos primarias? ¿Convergemos? ¿Han sido positivos los resultados? No entraré en que Willy Meyer, finalmente, no fuera tan coherente con nuestro mensaje. Pero estos resultados nos han dado la oportunidad de reflexionar, de debatir y de ver qué organización queremos.

¿Cómo apareció este proyecto?

Esta lista no se pensó en un día, somos un grupo de militantes que hemos estado trabajando en las calles, en las PAH´s, plataformas vecinales, por el trato digno a la discapacidad, por la educación pública, laica y de calidad, por la sanidad pública, por movimientos ecologistas y animalistas o por las marchas del 22M. En estas movilizaciones hemos estado, igual que otros muchos militantes de IU, hemos trabajado, hombro con hombro, con compañeros de otras organizaciones y entendemos que la confluencia se nota ahí, en la calle, en las luchas.



Concretando

Ante las primarias convocadas en EUPV, este grupo de militantes se hizo eco de los rumores de que una lista oficial estaba en marcha (al final se dividieron en dos), en la que diferentes grupos que componen la organización había puesto en liza numerosos nombres días antes de que se hicieran las asambleas locales, primer paso de la democracia interna. Desde las cúpulas se había tratado a la militancia, una vez más, con un paternalismo impropio de una organización que aspira a democratizar de manera radical el país, colocando numéricamente quienes debían encabezar esos puestos.



Nuestra propuesta

Queremos que los militantes se empoderen, que decidan, que las asambleas de base tengan la importancia que se merecen y esta lista, ordenada alfabéticamente, quiere mostrar que las cosas se pueden hacer de otra manera. Renegamos de los acuerdos de pasillo y queremos que toda la militancia decida desde abajo hasta arriba, horizontalmente, con una hiperdemocracia que luego podamos aplicar cuando lleguemos al poder, sin tutelajes, haciendo a todos y todas partícipes de las victorias y fracasos y exprimiendo la fuerza que nos puede llegar a dar toda nuestra militancia.

No venimos a confrontar, en otras listas hay gente que por trabajo y lucha nos hubiera encantado tener en nuestra lista, pero venimos a dar un toque de atención, a ilusionar y a dar coherencia a esta organización, sin la cual, creemos imposible que se realice un cambio real en este país, en este estado, en este mundo.

Nuestro camino empieza ahora en estas primarias, pero continuaremos buscando la manera de cambiar nuestros estatutos y nuestra organización para que todos y todas los que la integran vean nuestras demandas de una manera tan natural como lo vemos nosotros y nosotras.


Yo, personalmente, no estoy en este lista para ser elegido como candidato, integro esta lista con la alegría de querer cambiar este mundo, dotando a EUPV de la coherencia que necesitamos para que esta sociedad comience a empoderarse, donde todos los que integramos IU-EUPV seamos válidos, nuestra opinión sea tenida en cuenta y que con esta organización, que es uno de los medios que tenemos para cambiar el mundo, consigamos la hegemonía necesaria para cambiar esta sociedad, con las personas que luchamos cada día, con las organizaciones que quieren que este régimen corrupto caiga y con la ilusión de que logremos tener un planeta más igualitario, más ecológico y más humano para poder desarrollarnos todos y todas los que lo habitamos de una manera libre y en paz.


domingo, 22 de junio de 2014

Seguimos caminando

Un domingo de campaña electoral de hace algo más de tres años comenzó el renacimiento de las movilizaciones, que llevaban dormitadas desde hacía demasiado, aquel 15 de mayo la sociedad despertó lentamente, para exigir una democracia real, unos servicios públicos de calidad y pusieron en liza el descredito de un sistema que asfixia a la mayoría, dando toneladas de oxígeno a las oligarquías del régimen.

El despertar de la sociedad fue lento, era demasiado bonito el sueño que habían vivido ¡Estábamos en la “Champions League” de la economía! Y mientras, la mayoría de la población continuaba bostezando, esperezándose y cerrando un poco los ojos, ante la brillante luz del sol que les cegaba y a la que, poco a poco, se iban acostumbrando. Se comenzó a olvidar el individualismo, los libros de autoayuda y el yo, empezaron a aparecer las soluciones comunes para los problemas; se crearon las Plataformas de Afectados de la Hipoteca, las de la sanidad y educación pública, Discapacidad en Marcha, asociaciones de exiliados económicos, parados, iai@flautas, los mineros nos mostraron como se luchaba y así, pasito a pasito, aprendimos de aquellos días en los que tomamos las plazas de nuestros municipios y las asambleas mostraban que todos podíamos tener voz y voto en una sociedad en la que se nos machaca, por todos los medios, con la inevitabilidad de la situación, disfrazando de obligación lo que supone una política económica impuesta desde Wall Street, Bruselas y Berlín.

El 15M nos susurró, nos propuso, nos incitó a participar más en política y hay quien no quiso escucharlo, hay quien dijo: “¡Que hagan un partido y se presenten a las elecciones!” No entendieron nada… Ese aire fresco que trajo a la democracia aquellas semanas de mayo ha estado presente en los pulmones de todas las personas que participaron en las dos últimas huelgas generales, en el 25S, 23F, en la primavera valenciana, en cada desahucio parado, en cada programa electoral de muchos partidos de izquierda nuevos y en los que exigían lo mismo que ellos desde hace mucho y no se les escuchaba. Y así sumamos, entendimos que una gran marcha empieza con un pequeño paso y nos citamos en Madrid un 22 de marzo exigiendo algo tan lógico como es la dignidad…

Hace ya más de dos meses que me calcé mis botas para empezar a caminar por esa dignidad perdida; estaba como nervioso, inquieto, pensativo. Me planteé de qué serviría ese camino, a donde me llevarían mis pasos.

Encendí un cigarrillo y mis pernas comenzaron la ruta hacia Madrid, con tranquilidad, hablaba con los de mi alrededor, reía, soñaba  y, de momento, me veía mirar hacia el suelo, un pie adelantaba al otro, debajo de mí pasaba el asfalto o la tierra, sin prestar atención despedía a cada palmo de terreno y pensaba en el porqué de este caminar.

Andando de una ciudad a otra te das cuenta del ritmo de la naturaleza, de como un kilómetro se tarda en recorrer algo más de quince minutos y como los paisajes, por secos, monótonos o urbanos que sean, son bellos. Ver una ciudad a lo lejos, con su atalaya en lo alto, no significa que ya estés allí, si no que la lluvia, el sol, el viento  o el frío pueden hacer que lo que ves cerca se aleje y, sin embargo, una buena conversación, unas personas que te animan o unos pitidos por la carretera acompañados de un puño en alto por la ventanilla de un coche anónimo, te dan alas, ruedas y hacen del camino un esfuerzo feliz que merece la pena.
Un día me preguntaron por qué hacía la marcha y pensé en las veces que he sentido mi dignidad pisoteada: Pensé en cómo mi último trabajo casi acababa conmigo, física y psicológicamente, con un sueldo y una vida de subsistencia durante seis años. En cuando me fui con Soraya a Argentina a buscarme la vida y en como algo se nos desgarró por dentro al separarnos de nuestros seres queridos. En la vuelta a casa de mi padre, con esperanzas vacías, sueños ahogados en realidad y recuerdos infinitos. En las mañanas llevando nuestro curriculum a cualquier empresa, sin ganas de ser explotados y sin ver ninguna posibilidad de que así sea, vendiendo nuestro tiempo sin que nadie lo quiera comprar. En como el paro te hace pensar y desesperar… En ocasiones uno se siente hosco, lúgubre, huraño, y ya no eres tan flexible con las bromas, te sientes rabioso cuando alguien te recuerda que no tienes mucho que hacer, cuando te recuerdan que no tienes tu lugar, al ver todas tus cosas repartidas en cajas y maletas. Sientes como tu orgullo se vacía y te tienes que callar ante todos, porque empiezas a sentirte más pequeño, más débil, más frágil.

Pero, en realidad, no lo hacía por mí, yo no me puedo quejar comparado con las personas que llevan sin trabajar años, que han perdido su casa, su vida, su salud y sus esperanzas. Por los que se han tenido que exiliar de sus hogares instalándose en otro país para poder trabajar. Caminé porque permitimos que África se muera de hambre, luego decimos que nos invaden y ponemos muros de vergüenza en nuestras fronteras, sí, anduve por esas personas que no conocen una vida digna y no tienen ni lo más básico para vivir. También por los que son silenciados, como los discapacitados, que con el repago y los recortes en su sector, les ponen la vida más difícil a personas que se deberían ganar nuestra admiración. Andaba por nuestro planeta, ya que el capitalismo parte de la premisa de que todos los recursos son infinitos, la cultura de comprar, usar y tirar hace que vayamos acabando con muchísimas especies animales y vegetales, que los bosques desaparezcan, que los animales no encuentren sus hábitats, que los polos se derritan, que la tierra no se trabaje si no da beneficios, que los mares sean un estercolero de un primer mundo que hace sufrir al resto, de un modo de vida que golpea en los cinco continentes, golpea a tu vecino, a tu salud, a la de los seres que nos rodean, con la vana esperanza de que este sistema nos de nuestra oportunidad para estar en la cima, cuando las cartas están marcadas y nos llenan de sueños e historias en los que la gente consigue ser rico y pensamos “¡A mí me podría pasar!” y entonces ya nos ha enganchado el sistema con sus películas, su fútbol, su publicidad y, con el poco dinero que la gente tiene, apunta a su hijo a jugar al tenis, llora cuando pierde su equipo o cuando en el cine gana el bueno, sin lograr empatizar con la persona que muere de hambre en África, es explotada en Asia o recoge comida de un contenedor debajo de su casa.



Por todo seguí mis pasos, empezando a mover mis pies en Aspe, saliendo de la población de una manera cálida y amable, luego nos hicieron rodear Novelda, porque su alcaldesa cree que es su cortijo y puede permitir pasar o no a quien quiera. Llegamos a Elda, a mi ciudad, recuerdo ver a mis compañeros de IU, de darles un abrazo y sentir que los pelos se me ponían de gallina al verlos aplaudiéndonos. Leer el manifiesto del 22M en mi ciudad me dio mucha alegría, eran pocos los que escuchaban,  tuve que levantar la voz para que se me escuchara entre los coches y chascarrillos, pero conseguirnos hacernos ver y hacer pensar a la gente. Pasamos por Sax, donde fueron muy acogedores y nos llenaron de energía. El camino a Villena fue más duro por las inclemencias del tiempo, una fina capa de lluvia nos envolvía y el frio penetraba hasta los huesos. Luego el caciquil alcalde de Caudete mostró lo que era para poder echarse unas risas en el bar y sentirse más varonil. El camino continuó por la meseta castellana, esa estepa manchega de temperaturas extremas, Almansa, Chinchilla, Albacete, La Roda…

Nos unimos en Tarancón toda la “columna del Mediterráneo”, murcianos, alicantinos, valencianos, castellonenses, conquenses y albaceteños. Reforzamos posiciones, sentimos más fuerza, más razones, más opiniones. Diferentes formas de hacer las cosas, diferentes maneras de luchar contra este sistema, sumando, creyendo, opinando, en resumen engrandeciéndonos. Al día siguiente llegamos a Fuentidueña del Tajo, un pueblo pequeño que nos ofreció todo, y a la jornada siguiente una de las etapas más duras, con un calor incesante, unos caminos rurales que parecía que no nos llevaban a ninguna parte. Pasamos por Villarejo, bajo la atenta mirada de su bonito castillo que a tanta gente habrá visto pasar, la llegada a Perales de Tajuña fue dura, con algunos problemas de comunicación. Aunque llegamos e hicimos una asamblea, más o menos tensa, en el que las opiniones se veían salpicadas con el veneno del cansancio, finalmente, comprendimos porque estábamos allí, cuál era el motivo de nuestro esfuerzo y nuestras pequeñas diferencias no podían hacernos frenar en nuestras ganas de acabar con este régimen que nos quita casi todo.



Una de las etapas más emocionantes y bonitas se dio el día 21, el día antes de llegar a Madrid, se observaba que todos veíamos la meta más cerca, empezábamos a tener más seguimiento por parte de los medios y así llegamos a Arganda del Rey, con algún escrache que se complicó en oficinas bancarias ante el cordón policial por el que íbamos rodeado. En esta ciudad madrileña se nos informó de los estragos del caso “Gürtel” en su municipio y nos insuflaron energías en una arenga desde la plaza de la Constitución, donde pudimos ver con vergüenza un monolito en honor a los caídos por el bando fascista (con símbolos falangistas) en la iglesia. Nuestra indignación acabó cuando llegamos al puente de Arganda y el orgullo se abrió paso en nuestros corazones, muchos ojos se vidriaron de emoción y el bello se puso de punta, mientras, nos relataron la importancia de ese puente en la Batalla del Jarama, como resistieron, en una colina cercana, miembros de las Brigadas Internacionales hasta la muerte, para conservar ese puente que unía la capital del estado con Valencia en la Guerra Civil. Muchas personas se nos fueron uniendo a lo largo del día, unos sindicalistas franceses, gente anónima de las poblaciones por las que pasamos y toda esa gran columna caminó unida y cansada hasta Rivas-Vaciamadrid, donde compartimos pasos con aún más gente. Nunca olvidaré como una mujer lloraba de emoción y alegría mientras entrabamos y nos fundimos en un abrazo. Qué puedo decir de lo que sentí mientras andábamos por las calles de Rivas, viendo los nombres que portaban (Alberti, José Hierro, Miguel Hernández,…), de la mano de Soraya, con Juanjo y Susana a mi lado, hablando y riendo con todos los que se nos acercaban. Se hicieron largos esos kilómetros por esas grandes avenidas, pero al llegar a la calle del ayuntamiento y ver como toda una ciudad nos recibía, como hablaron nuestros amigos y compañeros hablar desde el micrófono y sentir que el mayor placer era quitarse las zapatillas un ratito. Cenamos cantando, con la fuerza que da ver que cada vez somos más, que estamos sacudiendo este país, o por lo menos sus conciencias y las carcajadas y gritos corrían de mesa en mesa esperando el ansiado día 22.



Nos despertamos en una fría y húmeda mañana, la ilusión por llegar se veía reflejada en todos los rostros, vimos como los autobuses abarrotaban la ciudad y muchos de nuestros compañeros y amigos engrosaban las filas de la columna para llegar a Madrid. El paso era lento, pero la esperanza de lo que estábamos moviendo nos empujaba, los tobillos, bambollas, agujetas y demás dolores, no se apreciaban con la misma intensidad. Nos sentíamos gotas en un río que avanzaba imparable y del que formábamos parte. Llegar a la villa de Vallecas, con muchos más amigos esperándonos, la aprovechamos para sentarnos, fumarnos un cigarrillo, tomar un zumo y comer algo de fruta, mientras nos daban la bienvenida por todo lo alto, uniéndose más y más gente para hacernos lo que quedaba de camino más ameno, menos cansado. Dejamos atrás las aburridas autopistas y las carreteras y nos adentramos por las calles de Madrid, poco a poco, se notaba como nos acercábamos al barrio de Vallecas, como la gente nos animaba por los balcones, como desde las ventanas colgaban banderas tricolor.



Nunca olvidaré esa calle infectada de gente, aplaudiéndonos a cada paso, como ondeaban las banderas; rojas, amarillas, moradas, verdes, blancas… Todas con diferentes siglas, con diferentes reivindicaciones. Al final de una calle escuchábamos un megáfono lanzando eslóganes, nosotros gritábamos, como al llegar a cualquier pueblo: “De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue ¡Cueste lo que cueste!”. Y de repente la calle se abrió, la gente nos abrazaba, a penas podíamos andar de dos en dos, mi mano recogió la de Soraya, nuestros ojos se cristalizaron y las lágrimas nos recorrían las mejillas. El pueblo había tomado la calle, estábamos en la Plaza Roja de Vallekas, yo solo pude abrazar Soraya, sin poder articular palabra ante tal recibimiento. Todos sonreíamos, todos llorábamos, todos buscábamos a los que habían caminado a nuestro lado tantos kilómetros, quizá no los encontramos, pero recordamos a todos los que nos dieron fuerza para andar y para llegar. Hicimos el último alto en el camino, éramos mucha gente. No olvidaré esa sensación victoriosa, ese instante en el que creímos en nosotros y en nuestra lucha.

Sin tiempo para demasiadas cosas, comimos y enseguida, la inmensa columna, contaba sus últimos pasos hacia el centro de Madrid. Susana, Soraya, Juanjo y yo estuvimos cerca, vimos a los compañeros de Elda y Petrer, y continuamos por esa inmensa avenida, en la que al mirar hacia atrás no podía ver el final de la columna. Más motivados que nunca, llegamos hasta la estación de Atocha, a nuestra derecha estaba el ministerio de Agricultura y Pesca, no nos podíamos creer la de gente que había en aquel lugar; por la ronda de Atocha, hacia la izquierda de donde llegamos, vimos a las gigantescas columnas que procedían de Andalucía y Extremadura, el paseo del Prado parecía un hormiguero de gente. Nosotros estábamos sobrecogidos y conmovidos ante la sensacional convocatoria que se había realizado, nuestra traca dio buena cuenta de que habíamos llegado y nos aplaudimos todos, coreamos cánticos y gritos, con la sensación de que esta marea era una sola pieza unida, potente e invencible.

Pronto nos introdujimos en la manifestación; habían gallegos, catalanes, asturianos, cántabros, vascos, aragoneses, riojanos, castellanos, navarros, leoneses, extremeños, andaluces, madrileños y canarios. Con nosotros los que faltaban; valencianos, murcianos, alicantinos y manchegos. Por la calle Atocha vimos como la CGT y CNT se integraban a la enorme masa de gente que había salido a la calle. Prácticamente no se avanzaba, íbamos muy lentos, cuando nos movíamos el paso era cansino y enseguida volvíamos a parar, los kilómetros que llevábamos en las piernas se empezaban a notar, pero este día, ha sido el momento de mi vida que más gente he visto reunida, eso nunca lo olvidaré y siempre agradeceré a cada una de esas personas que tuvieron la valentía y la fuerza de salir a la calle a pesar del silencio mediático y la criminalización a la que nos veíamos sometidos.



Al cabo de un rato, Juanjo, Soraya, Susi y yo, decidimos dejar de ir detrás de la pancarta y caminamos con algo más de prisa hacia la plaza Colón donde finalizaba la manifestación e intervenían muchas de las personas que habían organizado este 22M. Ese recorrido, andando un poco más rápido, me dejó completamente alucinado de toda la gente que se había congregado; en el paseo del Prado no cabía un alfiler y al pasar por Cibeles, vimos como la Gran Vía estaba llena de gente de IU y el PCE. El paseo de la Castellana y el de Recoletos estaban hasta más repletos y al llegar a Colón intentamos escuchar lo que allí se decía. Toda la gente tenía una sonrisa para regalarnos y parecía que en ese día nada podía ir mal. Oímos a Dani, un chaval que vino desde Murcia con nosotros y consiguió arrancar aplausos y vítores delos que allí se agolpaban. Estábamos tan felices…

La noche lo oscureció todo, mientras nos despedimos de Juanjo y Susi, que se iban ese mismo día, empezamos a ver como la “lecheras” comenzaban a subir hacia la plaza Colon. Las luces azules de policía iluminaban las calles y nosotros seguíamos caminando hacia la Puerta de Alcalá a por nuestras mochilas, al final se había descartado la acampada ya que en el paseo de Recoletos ya habían desalojado a todo el que había puesto una tienda de campaña. Soraya y yo nos sentamos en un banco en la Puerta de Alcalá, esperando nuestras mochilas, empezábamos a oír que la policía había cargado, que aún no había terminado la manifestación, aún había niños y ancianos gritando y caminando por sus derechos, por su dignidad. Nos tranquilizamos al ver que los problemas estaban por Colon, Recoletos y Castellana, por esa zona del Retiro solo había gente cansada y personas subiendo o esperando su autobús de vuelta. De repente, una marea de gente sube corriendo de Cibeles, los antidisturbios dando palos detrás de esos manifestantes, Soraya y yo nos pusimos a cubierto lo más rápido que pudimos, vimos como dos chavales entraron en un restaurante en la misma plaza de la Puerta de Alcalá, los policías fueron hacia allí, cuando el cocinero salió a explicarles que aquello era una propiedad privada y no podían pasar, los antidisturbios le respondieron pegándole dos porrazos, en ese momento el miedo se palpó en la plaza, sin periodistas, ni cámaras, cansados, con ganas de que esto finalizase y los agentes policiales no parecía que fueran a razonar. La policía estuvo un buen rato custodiando la puerta del restaurante, seguía habiendo tensión; furgonetas y motos de policía de aquí para allá, de vez en cuando los bomberos y muchas veces las ambulancias. Por fin, nos dijeron que nuestras mochilas estaban en Vallecas y que dormiríamos allí, ya podíamos ir dando por finalizada la noche, aunque la tensión no paró, las noticias de compañeros que habían sufrido algún daño eran continuas y sin confirmar.
A la mañana siguiente, fuimos a la Plaza donde está el Reina Sofía, había una asamblea. Para entrar te registraban por todas partes, solo habían tres entradas, y la asamblea transcurrió sin incidentes, aunque en un momento los antidisturbios nos rodearon, completamente equipados para cargar, esto creó nerviosismo en los que allí estábamos, pero nadie cayó en las provocaciones y pudimos continuar con la asamblea, desde la que se exigía responsabilidades por lo ocurrido el día anterior y que se liberarán a los detenidos.



Terminamos con las marchas más agotados si cabe, por ese final que nadie quería y que solo nos perjudicaba. La maniobra fue muy buena para desprestigiarnos, pero no les iba a servir. Las Marchas por la dignidad no estaban convocadas ni por el PP ni por el PSOE, los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, tampoco se unieron oficialmente. Y aun así, habíamos conseguido concentrar en Madrid a alrededor 1.500.000 personas, durante semanas pasábamos pueblo a pueblo, ciudad a ciudad y les hablábamos de sus problemas, de los nuestros, les explicábamos que pretendíamos y mucha gente empatizó con nosotros y, por lo tanto, con las capas más desfavorecidas de la sociedad. Durante estas marchas, militantes de muchos partidos y sindicatos, hablábamos como amigos, sin importar las siglas que defendiéramos antes, éramos clase trabajadora, proletariado y gritábamos juntos, discutíamos, luchábamos, andábamos unidos y reíamos… Creo que esto causó pánico a un régimen al que cada día se le abren más las grietas, por ello, a las 20:30 del sábado 22 de marzo se hizo que cargara la policía contra los manifestantes, cuando la manifestación era legal hasta las 21:30, aprovecharon que les lanzaron cosas a través del muro de vallas que habían creado en la calle Génova o que estaban rompiendo un cartel, de esa manera cargaron cuando en Colón aun habían intervenciones y sonaba música, cuando ancianos, niños y familias todavía andaban por esas calles que pronto se convirtieron en campos de batalla. De esta manera, en el informativo televisivo de las 20:30 o 21:00 apareceríamos como unos violentos, peligrosos, que solo sabemos destruir ciudades y tirar piedras a la policía, como ya sabemos el 70% de la población se informa a través de la TV. Así que estuvieron durante una semana o dos enseñando como los pobres antidisturbios eran atacados, quedándose en la anécdota, ante el hecho tan maravilloso que en Madrid se dio, cuando llegamos allí para pedir algo tan sencillo como “Pan, Trabajo, Techo y Dignidad”.

Pero al igual que no pudieron con el 15M, no pudieron criminalizar a los que allí estábamos, muchas personas entendieron que aquello estaba orquestado desde altas instancias del régimen y, a los que participamos, nos dieron más razones para acabar con este sistema injusto. Y así seguimos manifestándonos,  y pasó lo nunca visto, el bipartdismo bajó del 50% de votos en las europeas, y otra vez nos quieren desunir, y nos tiran a unos contra otros, pero yo caminé al lado de personas de PACMA, IA, CGT, PCE-ML, REPUBLICANOS, CNT o  EQUO y aun perteneciendo yo a IU y al PCE, sentí que podíamos disentir en muchas cosas, incluso con gente de mi partido, pero que estábamos de acuerdo en lo imprescindible, en hacer que este régimen caiga y debatamos sobre una nueva constitución que aporte más derechos a la ciudadanía. En el momento que el ciudadano Juan Carlos de Borbón abdicó a favor de su hijo y las plazas de todo este país se llenaron para poder decidir, para poder elegir. Y es que la clave tiene que estar en la participación, en la democratización radical del sistema, que la gente pueda tener una información crítica y que el hecho de elegir, le sirva para pensar, creer y crecer.


Ayer rodeamos los parlamentos, ahora es el momento de llenarlos con los nuestros, con los que no tienen miedo a discutir, a preguntar, a votar o a que el interés general prime sobre el individual. Para ello tenemos que convencer y nosotros convencernos de lo que pedimos y actuar en consecuencia, no tenemos que hacer campañas de marketing, tenemos que asimilar los problemas que existen y encontrarles solución, soluciones globales.