“Para nosotros el comunismo no es un estado que debe implantase, un ideal al que hay que sujetar la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual” Karl Marx.
En el momento en el que este año respira sus
últimas bocanadas de aire, me dispongo a escribir sobre lo que ha acontecido,
sobre cómo ha sido el camino que hemos emprendido este año, a dónde nos lleva,
que errores y que aciertos hemos cometido, que victorias y que fracasos y que
opinión tengo de ello, que pienso y que tengo que ir sacando de mis entrañas
para que no se me quede una sensación de silencio y acumulación dentro de mí
que no me deje respirar.
El mundo gira y gira, nosotras sólo vivimos
en un minúsculo espacio de tiempo y siendo una persona entre millones, aunque
nuestros pensamientos sean infinitos. A penas contamos como algo en la historia
de la humanidad, nadie recuerda quien inventó cosas importantísimas para la
humanidad, para la historia del universo no somos nada, ni siquiera nuestro
planeta quizá, y sin embargo existimos, pensamos, crecemos, dudamos, aprendemos
y nuestro objetivo es avanzar, mejorar como especie, mejorar la vida de las que
nos precedan, estar a la altura de las que estuvieron antes que nosotras por
este loco planeta, empapándonos de su sabiduría, corrigiendo sus errores.
El año lo comencé en Argentina; fue toda una
apertura de ojos, de ver el continente por donde vendrán los cambios para la
historia de la humanidad, el laboratorio de la izquierda postsoviética, el
lugar donde el capital muestra su cara más despreciable. Porque el capitalismo
no debemos olvidar que no es sólo EEUU y Europa, el capitalismo es África,
Latinoamérica, India, sudeste asiático, es guerra, golpe de estado, gobiernos
títeres. Allí buscan políticas de empoderamiento de la sociedad, de protección
social, de cooperativismo laboral y de democratización absoluta. Evidentemente,
nada es perfecto y si el pueblo no se involucra en los cambios de su país los
problemas aumentan por falta de fiscalización, crítica y propuestas.
Regresé a España y me sorprendí caminando
junto a miles de personas en las marchas de la dignidad del 22M, compartí pasos
con gente que tenía ansias por mejorar este país, este mundo. La idea de
unificar la izquierda para lograr unos objetivos comunes parecía más cercana;
pan, trabajo, techo y dignidad, ese era el grito más repetido y ese nuestro
programa ante la sociedad.
Al llegar a Elda, intenté involucrarme en mi
pasión, en la política. Estuve en la plataforma de “No al castelazo”, una
organización que pretendía que una de las pocas plazas históricas de mi ciudad
no fuera derribada para mayor gloria de nuestra alcaldesa. Recogimos firmas,
hicimos charlas, reuniones de trabajo, asambleas por barrios, todo lo que se le
puede exigir a una plataforma ciudadana. La gente dio una respuesta sincera con
las firmas, llegamos a superar las 4.000. En contrapartida, las asambleas eran
poco numerosas, las reuniones de trabajo cada vez menos eficientes y la
ciudadanía mostraba sus quejas en las conversaciones o por las redes sociales,
pero era incapaz de apoyar las acciones de una plataforma que pretendía que no
se hiciera una obra faraónica, por un precio desorbitado y lo más triste es que
les repercutía a todos, que hay gente pasándolo muy mal económicamente.
Las críticas nos llovían por todas partes,
unos diciendo que éramos unos antisistema, otras que éramos muy blandos, todos
desde el exterior, sin arrimar el hombro, sin limar las asperezas para conseguir
un objetivo claro, justo y necesario. La plaza está actualmente en obras. La
plataforma continúa sin tener un
objetivo claro, si hubiera tenido una respuesta popular contundente
quizá no hubiéramos logrado la paralización del proyecto, aunque sí podríamos
haber conseguido crear una plataforma ciudadana para la participación ciudadana
que lograra ser escuchada ante estos injustos actos de los gobiernos
municipales.
Durante este periodo pasaron las elecciones
europeas, que supusieron un auge de mi formación, IU, consiguiendo uno de sus
mejores resultados. Ahora estamos pagando, con creces, la falta de
democratización interna de la organización para la confección de listas, ya que
en estos comicios se presentaron unos compañeros, a los que habíamos glorificado,
y que al decir que querían primarias para elegir al candidato, los dejamos
marchar. Cierto es que fuimos algo torpes; hoy hacemos primarias por todo el
estado.
De hecho, en las primarias de EUPV un grupo
de compañeras presentamos una lista, en la que yo estaba incluido. Nuestra
intención fue que no hubiera una lista única pactada (luego se dividió en dos),
que las asambleas de base tuvieran el poder para elegir candidatos y que en las
primarias se colocaran en orden y se desecharan los que la militancia considerara
que no debían ir. Poca gente nos quiso entender, nuestros nombres estaban
puestos en orden alfabético para que la decisión no llevara ningún tutelaje y
el militante se sintiera más involucrado en la decisión, por tanto, informarse
mejor y, quizá, pudiéramos lograr una militancia más activa aun. Pues no pasó,
la gente no nos votó, muchas votaron en lista cerrada, con la numeración que
llevaba la lista sin plantearse el resto.
El partido que surgió de nosotros mismos fue
Podemos, un partido de una verticalidad muy pronunciada, con una cúpula muy
preparada y que siempre hemos tenido en IU en gran estima. Su carismático líder,
Pablo Iglesias, llevando un discurso claro y potente ha logrado que las
encuestas le aúpen a lugares donde IU nunca llegaba. Estamos completamente
desplazados de la actualidad política, para el sistema es más cómodo un Podemos
con ideas difusas, silencios, sin mojarse, sin situarse ideológicamente…
La ciudadanía encantada, toda la labor de
movilización de muchas organizaciones durante estos años (IU, PAH, Marchas,
Mareas, etc.) se ha frenado de golpe, ahora hay que ganar las elecciones, eso
parece lo fundamental, aunque con ello engañes al pueblo. En noviembre las
manifestaciones por las marchas apenas lograban reunir a 2.000 personas en
Valencia y Alicante, una cifra irrisoria a las que se estaban dando
anteriormente.
Yo considero que IU tiene que hacer un
trabajo pedagógico, hacer comprender a la población que para cambiar este país
y este planeta se tienen que esforzar, tienen que presionar, tienen que exigir,
tienen que tener instrumentos para lograr canalizar sus quejas. En IU tendremos
que cambiar vicios, creernos nuestros discursos e intentar unificar criterios.
Borrar toda mancha de colegueo, amiguismo, apoltronamiento, nuestro objetivo es
cambiar el mundo, pues no desfallezcamos.
La situación extrema que atravesamos, lleva a
la sociedad a buscar un salvador con tal de no tener que hacer nada,
continuando con su vida y mostrando su queja a través de un voto. Tenemos que
intentar luchar por una sociedad más activa políticamente, que no nos pase como
en el 82 cuando gente se cambió de camisa para votar a Felipe González,
hubieron hasta los que se marcharon de partidos de izquierda verdadera para
cambiar el PSOE desde dentro, ya podemos ver el fracaso de esa táctica. El único
camino es la lucha por nuestros derechos, dejar de ver tanto fútbol y crearse
una conciencia crítica de lo que sucede, dejar los programas del corazón y
exigir nuestra igualdad racial, sexual, económica,…
Que ahora Cañamero se vaya de IU para mi es
una decepción, porque es una persona de acción, es un persona con la que me
enorgullecía de compartir militancia, pero en el SAT, o CUT-BAI, también tienen
sus incoherencias, igual que nosotros. La esperanza la ponemos en que un
partido hermano como Syriza se postula como vencedor en las elecciones griegas,
esperemos que sea la grieta por la que nos empecemos a colar en la realidad
europea.
Ahora sólo queda que hacer un programa común
en el que muchos nos unamos y para mí lo fundamental sería: Derecho a la
vivienda garantizado; mejora de la educación y sanidad pública, quitando ayudas
a concertadas y privadas del tipo que sean; creación de trabajo, mejorando condiciones
laborales y reduciendo las horas de los que trabajan; democratización absoluta
del estado; derecho de autodeterminación de los pueblos; solidaridad con los
países que condenamos al subdesarrollo, ayudas a la dependencia y un alguna cosa
más que se me escape.
Nadie habla si no va a ser escuchado; yo en
los últimos meses tengo menos ganas de escribir y hablar, siento que la gente
se esconde, que otros desconfían y aunque dicen que me respetan, me siento muy
sólo en mis opiniones, poco valorado. Así que se me quitan las ganas de
continuar luchando contra viento y marea, de intentar ser pedagógico,
comprensible, a veces tengo ganas de quedarme en silencio y otras lo hago ante
la poca atención que me prestan. Luego recuerdo a Brecht, a sus imprescindibles
y continúo…
Por último, sólo quería poner en relieve la
importancia de que esta sociedad se empodere, se manifieste, participe, luche,
crea, aprenda y debata, construya. No le demos una carta blanca a una persona,
mostremos nuestra opinión, reforcémosla y levantémonos, si no es imposible.
Esperemos que el 2015 sea el año en el que
este mundo comience a cambiar para mejor, para acabar con el hambre y la
pobreza y donde la sociedad deje de estar aborregada y luche por un mundo, como
dijo Rosa Luxemburgo, donde seamos: socialmente iguales, humanamente diferentes
y totalmente libres.
Mucha gente me ha
preguntado porque integro la lista a las primarias de EUPV por la provincia de
Alicante de “Converger para ganar”, espero que en estas líneas se comprenda.
Antecedentes
Yo me afilié al PCE
y a IU en 2007, por ese orden, porque no estaba de acuerdo con la dirección de
aquel momento de Izquierda Unida, que se mostraba muy próxima al PSOE y yo
creía más en las tesis de Julio Anguita de las “dos orillas”, en la que en un
lado estaríamos los que queremos transformar esta sociedad y este mundo y en la
de enfrente estarían los partidos del régimen (PP, PSOE, CiU, PNV, UPyD,
C´s,…).
En el 2007 me creí
las encuestas y fui de los que pensé que la coalición Compromís podía ser
fundamental para desbancar al PP del País Valenciano. Luego vino la traición,
los incumplimientos de lo acordado antes de las elecciones y el robo del grupo
parlamentario, con lo que se consiguió crear una desconfianza importante en el
seno de EUPV por confluir con otras organizaciones.
En el año 2008 se
realizaron elecciones generales en las que IU consiguió sus peores resultados
con 2 diputados, y uno de ICV. En ese momento se creó un debate intenso, se
hablaba de cambiarlo todo; refundar IU, cambiar el nombre, ser un movimiento
político y social real, dónde los movimientos alternativos al sistema tuvieran
cabida y todos lucháramos juntos por unos mínimos.
La crisis ya estaba
presente durante el 2008, pero empezó a hacerse insoportable con los desahucios
de la gente de sus casas, escándalos de corrupción, Zapatero se dobló ante los
intereses de Europa y la banca con lo que dejó al país con una fuerte deuda.
Comenzaron a recortar; sanidad, educación, dependencia, dos reformas laborables
para quitar poder adquisitivo a los trabajadores, el Capital enseñaba las uñas
y nosotros no teníamos fuerza.
El 15M apareció
para mostrar la indignación de un pueblo que había vivido demasiado el sueño
capitalista, se acercaba a IU pero no del todo, hubo mucha gente que nos vio
como un partido más, quizá no supimos aprovechar ese descontento, quizá no
podíamos hacer más.
Al calor de las
encuestas (otra vez), finalmente, no cambiamos nada para que todo siguiera
igual, aunque es cierto que muchas cosas se hicieron bien y nuestro mensaje caló
en la sociedad. Un día nos decían tenéis un 8% de los votos, al siguiente un
10%, un 15%, incluso vi una que nos daba un 17%. Mientras, se acercaban las
elecciones europeas y en el Consejo Político Nacional y en el Consejo Político
Federal se hicieron las listas, sin llevarlas a las asambleas, creando
tensiones entre grupos de dentro de EUPV e IU. Cuando se empieza a ver esto, aparecen
unos que siempre hemos considerado de los nuestros, que hemos puesto sus vídeos
en el FB en multitud de ocasiones, que han estado ayudando como asesores a IU,
vemos a Pablo Iglesias, Monedero y Errejón, entre otros, y nos dicen que
quieren primarias para estar en la lista. Pero cerramos filas:
“¡Oportunistas!”, “Los militantes eligen en IU”, “Las asambleas son el poder de
IU”, ”No nos pueden marcar la agenda desde fuera”, etc. Cuando sabíamos que las
cosas no se habían hecho del todo bien.
Consecuencias
Podemos, el partido
de Pablo Iglesias, se queda muy cerca de nosotros, por tanto empiezan a haber
unas dudas existenciales ¿Hacemos primarias? ¿Convergemos? ¿Han sido positivos
los resultados? No entraré en que Willy Meyer, finalmente, no fuera tan coherente
con nuestro mensaje. Pero estos resultados nos han dado la oportunidad de
reflexionar, de debatir y de ver qué organización queremos.
¿Cómo apareció este
proyecto?
Esta lista no se
pensó en un día, somos un grupo de militantes que hemos estado trabajando en
las calles, en las PAH´s, plataformas vecinales, por el trato digno a la
discapacidad, por la educación pública, laica y de calidad, por la sanidad
pública, por movimientos ecologistas y animalistas o por las marchas del 22M.
En estas movilizaciones hemos estado, igual que otros muchos militantes de IU,
hemos trabajado, hombro con hombro, con compañeros de otras organizaciones y
entendemos que la confluencia se nota ahí, en la calle, en las luchas.
Concretando
Ante las primarias
convocadas en EUPV, este grupo de militantes se hizo eco de los rumores de que
una lista oficial estaba en marcha (al final se dividieron en dos), en la que
diferentes grupos que componen la organización había puesto en liza numerosos
nombres días antes de que se hicieran las asambleas locales, primer paso de la
democracia interna. Desde las cúpulas se había tratado a la militancia, una vez
más, con un paternalismo impropio de una organización que aspira a democratizar
de manera radical el país, colocando numéricamente quienes debían encabezar
esos puestos.
Nuestra propuesta
Queremos que los
militantes se empoderen, que decidan, que las asambleas de base tengan la
importancia que se merecen y esta lista, ordenada alfabéticamente, quiere
mostrar que las cosas se pueden hacer de otra manera. Renegamos de los acuerdos
de pasillo y queremos que toda la militancia decida desde abajo hasta arriba,
horizontalmente, con una hiperdemocracia que luego podamos aplicar cuando
lleguemos al poder, sin tutelajes, haciendo a todos y todas partícipes de las
victorias y fracasos y exprimiendo la fuerza que nos puede llegar a dar toda
nuestra militancia.
No venimos a
confrontar, en otras listas hay gente que por trabajo y lucha nos hubiera
encantado tener en nuestra lista, pero venimos a dar un toque de atención, a
ilusionar y a dar coherencia a esta organización, sin la cual, creemos
imposible que se realice un cambio real en este país, en este estado, en este
mundo.
Nuestro camino
empieza ahora en estas primarias, pero continuaremos buscando la manera de
cambiar nuestros estatutos y nuestra organización para que todos y todas los
que la integran vean nuestras demandas de una manera tan natural como lo vemos
nosotros y nosotras.
Yo, personalmente,
no estoy en este lista para ser elegido como candidato, integro esta lista con
la alegría de querer cambiar este mundo, dotando a EUPV de la coherencia que
necesitamos para que esta sociedad comience a empoderarse, donde todos los que
integramos IU-EUPV seamos válidos, nuestra opinión sea tenida en cuenta y que
con esta organización, que es uno de los medios que tenemos para cambiar el
mundo, consigamos la hegemonía necesaria para cambiar esta sociedad, con las
personas que luchamos cada día, con las organizaciones que quieren que este
régimen corrupto caiga y con la ilusión de que logremos tener un planeta más
igualitario, más ecológico y más humano para poder desarrollarnos todos y todas
los que lo habitamos de una manera libre y en paz.
Un
domingo de campaña electoral de hace algo más de tres años comenzó el
renacimiento de las movilizaciones, que llevaban dormitadas desde hacía
demasiado, aquel 15 de mayo la sociedad despertó lentamente, para exigir una
democracia real, unos servicios públicos de calidad y pusieron en liza el
descredito de un sistema que asfixia a la mayoría, dando toneladas de oxígeno a
las oligarquías del régimen.
El
despertar de la sociedad fue lento, era demasiado bonito el sueño que habían
vivido ¡Estábamos en la “Champions League” de la economía! Y mientras, la
mayoría de la población continuaba bostezando, esperezándose y cerrando un poco
los ojos, ante la brillante luz del sol que les cegaba y a la que, poco a poco,
se iban acostumbrando. Se comenzó a olvidar el individualismo, los libros de
autoayuda y el yo, empezaron a aparecer las soluciones comunes para los
problemas; se crearon las Plataformas de Afectados de la Hipoteca, las de la
sanidad y educación pública, Discapacidad en Marcha, asociaciones de exiliados
económicos, parados, iai@flautas, los mineros nos mostraron como se luchaba y
así, pasito a pasito, aprendimos de aquellos días en los que tomamos las plazas
de nuestros municipios y las asambleas mostraban que todos podíamos tener voz y
voto en una sociedad en la que se nos machaca, por todos los medios, con la inevitabilidad
de la situación, disfrazando de obligación lo que supone una política económica
impuesta desde Wall Street, Bruselas y Berlín.
El 15M
nos susurró, nos propuso, nos incitó a participar más en política y hay quien
no quiso escucharlo, hay quien dijo: “¡Que hagan un partido y se presenten a
las elecciones!” No entendieron nada… Ese aire fresco que trajo a la democracia
aquellas semanas de mayo ha estado presente en los pulmones de todas las
personas que participaron en las dos últimas huelgas generales, en el 25S, 23F,
en la primavera valenciana, en cada desahucio parado, en cada programa
electoral de muchos partidos de izquierda nuevos y en los que exigían lo mismo
que ellos desde hace mucho y no se les escuchaba. Y así sumamos, entendimos que
una gran marcha empieza con un pequeño paso y nos citamos en Madrid un 22 de
marzo exigiendo algo tan lógico como es la dignidad…
Hace ya
más de dos meses que me calcé mis botas para empezar a caminar por esa dignidad
perdida; estaba como nervioso, inquieto, pensativo. Me planteé de qué serviría
ese camino, a donde me llevarían mis pasos.
Encendí
un cigarrillo y mis pernas comenzaron la ruta hacia Madrid, con tranquilidad,
hablaba con los de mi alrededor, reía, soñaba y, de momento, me veía mirar hacia el suelo,
un pie adelantaba al otro, debajo de mí pasaba el asfalto o la tierra, sin
prestar atención despedía a cada palmo de terreno y pensaba en el porqué de
este caminar.
Andando
de una ciudad a otra te das cuenta del ritmo de la naturaleza, de como un
kilómetro se tarda en recorrer algo más de quince minutos y como los paisajes,
por secos, monótonos o urbanos que sean, son bellos. Ver una ciudad a lo lejos,
con su atalaya en lo alto, no significa que ya estés allí, si no que la lluvia,
el sol, el viento o el frío pueden hacer
que lo que ves cerca se aleje y, sin embargo, una buena conversación, unas
personas que te animan o unos pitidos por la carretera acompañados de un puño
en alto por la ventanilla de un coche anónimo, te dan alas, ruedas y hacen del camino
un esfuerzo feliz que merece la pena.
Un día
me preguntaron por qué hacía la marcha y pensé en las veces que he sentido mi
dignidad pisoteada: Pensé en cómo mi último trabajo casi acababa conmigo,
física y psicológicamente, con un sueldo y una vida de subsistencia durante
seis años. En cuando me fui con Soraya a Argentina a buscarme la vida y en como
algo se nos desgarró por dentro al separarnos de nuestros seres queridos. En la
vuelta a casa de mi padre, con esperanzas vacías, sueños ahogados en realidad y
recuerdos infinitos. En las mañanas llevando nuestro curriculum a cualquier
empresa, sin ganas de ser explotados y sin ver ninguna posibilidad de que así
sea, vendiendo nuestro tiempo sin que nadie lo quiera comprar. En como el paro
te hace pensar y desesperar… En ocasiones uno se siente hosco, lúgubre, huraño,
y ya no eres tan flexible con las bromas, te sientes rabioso cuando alguien te
recuerda que no tienes mucho que hacer, cuando te recuerdan que no tienes tu
lugar, al ver todas tus cosas repartidas en cajas y maletas. Sientes como tu
orgullo se vacía y te tienes que callar ante todos, porque empiezas a sentirte
más pequeño, más débil, más frágil.
Pero,
en realidad, no lo hacía por mí, yo no me puedo quejar comparado con las
personas que llevan sin trabajar años, que han perdido su casa, su vida, su
salud y sus esperanzas. Por los que se han tenido que exiliar de sus hogares
instalándose en otro país para poder trabajar. Caminé porque permitimos que
África se muera de hambre, luego decimos que nos invaden y ponemos muros de
vergüenza en nuestras fronteras, sí, anduve por esas personas que no conocen
una vida digna y no tienen ni lo más básico para vivir. También por los que son
silenciados, como los discapacitados, que con el repago y los recortes en su
sector, les ponen la vida más difícil a personas que se deberían ganar nuestra
admiración. Andaba por nuestro planeta, ya que el capitalismo parte de la
premisa de que todos los recursos son infinitos, la cultura de comprar, usar y
tirar hace que vayamos acabando con muchísimas especies animales y vegetales,
que los bosques desaparezcan, que los animales no encuentren sus hábitats, que
los polos se derritan, que la tierra no se trabaje si no da beneficios, que los
mares sean un estercolero de un primer mundo que hace sufrir al resto, de un
modo de vida que golpea en los cinco continentes, golpea a tu vecino, a tu
salud, a la de los seres que nos rodean, con la vana esperanza de que este
sistema nos de nuestra oportunidad para estar en la cima, cuando las cartas
están marcadas y nos llenan de sueños e historias en los que la gente consigue
ser rico y pensamos “¡A mí me podría pasar!” y entonces ya nos ha enganchado el
sistema con sus películas, su fútbol, su publicidad y, con el poco dinero que
la gente tiene, apunta a su hijo a jugar al tenis, llora cuando pierde su
equipo o cuando en el cine gana el bueno, sin lograr empatizar con la persona
que muere de hambre en África, es explotada en Asia o recoge comida de un
contenedor debajo de su casa.
Por todo
seguí mis pasos, empezando a mover mis pies en Aspe, saliendo de la población
de una manera cálida y amable, luego nos hicieron rodear Novelda, porque su
alcaldesa cree que es su cortijo y puede permitir pasar o no a quien quiera.
Llegamos a Elda, a mi ciudad, recuerdo ver a mis compañeros de IU, de darles un
abrazo y sentir que los pelos se me ponían de gallina al verlos aplaudiéndonos.
Leer el manifiesto del 22M en mi ciudad me dio mucha alegría, eran pocos los
que escuchaban, tuve que levantar la voz
para que se me escuchara entre los coches y chascarrillos, pero conseguirnos
hacernos ver y hacer pensar a la gente. Pasamos por Sax, donde fueron muy
acogedores y nos llenaron de energía. El camino a Villena fue más duro por las
inclemencias del tiempo, una fina capa de lluvia nos envolvía y el frio
penetraba hasta los huesos. Luego el caciquil alcalde de Caudete mostró lo que
era para poder echarse unas risas en el bar y sentirse más varonil. El camino
continuó por la meseta castellana, esa estepa manchega de temperaturas
extremas, Almansa, Chinchilla, Albacete, La Roda…
Nos
unimos en Tarancón toda la “columna del Mediterráneo”, murcianos, alicantinos,
valencianos, castellonenses, conquenses y albaceteños. Reforzamos posiciones,
sentimos más fuerza, más razones, más opiniones. Diferentes formas de hacer las
cosas, diferentes maneras de luchar contra este sistema, sumando, creyendo,
opinando, en resumen engrandeciéndonos. Al día siguiente llegamos a Fuentidueña
del Tajo, un pueblo pequeño que nos ofreció todo, y a la jornada siguiente una
de las etapas más duras, con un calor incesante, unos caminos rurales que
parecía que no nos llevaban a ninguna parte. Pasamos por Villarejo, bajo la
atenta mirada de su bonito castillo que a tanta gente habrá visto pasar, la
llegada a Perales de Tajuña fue dura, con algunos problemas de comunicación.
Aunque llegamos e hicimos una asamblea, más o menos tensa, en el que las
opiniones se veían salpicadas con el veneno del cansancio, finalmente,
comprendimos porque estábamos allí, cuál era el motivo de nuestro esfuerzo y
nuestras pequeñas diferencias no podían hacernos frenar en nuestras ganas de
acabar con este régimen que nos quita casi todo.
Una de
las etapas más emocionantes y bonitas se dio el día 21, el día antes de llegar
a Madrid, se observaba que todos veíamos la meta más cerca, empezábamos a tener
más seguimiento por parte de los medios y así llegamos a Arganda del Rey, con
algún escrache que se complicó en oficinas bancarias ante el cordón policial
por el que íbamos rodeado. En esta ciudad madrileña se nos informó de los
estragos del caso “Gürtel” en su municipio y nos insuflaron energías en una
arenga desde la plaza de la Constitución, donde pudimos ver con vergüenza un
monolito en honor a los caídos por el bando fascista (con símbolos falangistas)
en la iglesia. Nuestra indignación acabó cuando llegamos al puente de Arganda y
el orgullo se abrió paso en nuestros corazones, muchos ojos se vidriaron de
emoción y el bello se puso de punta, mientras, nos relataron la importancia de
ese puente en la Batalla del Jarama, como resistieron, en una colina cercana,
miembros de las Brigadas Internacionales hasta la muerte, para conservar ese
puente que unía la capital del estado con Valencia en la Guerra Civil. Muchas
personas se nos fueron uniendo a lo largo del día, unos sindicalistas
franceses, gente anónima de las poblaciones por las que pasamos y toda esa gran
columna caminó unida y cansada hasta Rivas-Vaciamadrid, donde compartimos pasos
con aún más gente. Nunca olvidaré como una mujer lloraba de emoción y alegría
mientras entrabamos y nos fundimos en un abrazo. Qué puedo decir de lo que
sentí mientras andábamos por las calles de Rivas, viendo los nombres que
portaban (Alberti, José Hierro, Miguel Hernández,…), de la mano de Soraya, con
Juanjo y Susana a mi lado, hablando y riendo con todos los que se nos
acercaban. Se hicieron largos esos kilómetros por esas grandes avenidas, pero
al llegar a la calle del ayuntamiento y ver como toda una ciudad nos recibía,
como hablaron nuestros amigos y compañeros hablar desde el micrófono y sentir
que el mayor placer era quitarse las zapatillas un ratito. Cenamos cantando,
con la fuerza que da ver que cada vez somos más, que estamos sacudiendo este
país, o por lo menos sus conciencias y las carcajadas y gritos corrían de mesa
en mesa esperando el ansiado día 22.
Nos
despertamos en una fría y húmeda mañana, la ilusión por llegar se veía
reflejada en todos los rostros, vimos como los autobuses abarrotaban la ciudad
y muchos de nuestros compañeros y amigos engrosaban las filas de la columna
para llegar a Madrid. El paso era lento, pero la esperanza de lo que estábamos
moviendo nos empujaba, los tobillos, bambollas, agujetas y demás dolores, no se
apreciaban con la misma intensidad. Nos sentíamos gotas en un río que avanzaba
imparable y del que formábamos parte. Llegar a la villa de Vallecas, con muchos
más amigos esperándonos, la aprovechamos para sentarnos, fumarnos un
cigarrillo, tomar un zumo y comer algo de fruta, mientras nos daban la
bienvenida por todo lo alto, uniéndose más y más gente para hacernos lo que
quedaba de camino más ameno, menos cansado. Dejamos atrás las aburridas
autopistas y las carreteras y nos adentramos por las calles de Madrid, poco a
poco, se notaba como nos acercábamos al barrio de Vallecas, como la gente nos
animaba por los balcones, como desde las ventanas colgaban banderas tricolor.
Nunca
olvidaré esa calle infectada de gente, aplaudiéndonos a cada paso, como
ondeaban las banderas; rojas, amarillas, moradas, verdes, blancas… Todas con
diferentes siglas, con diferentes reivindicaciones. Al final de una calle
escuchábamos un megáfono lanzando eslóganes, nosotros gritábamos, como al
llegar a cualquier pueblo: “De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue
¡Cueste lo que cueste!”. Y de repente la calle se abrió, la gente nos abrazaba,
a penas podíamos andar de dos en dos, mi mano recogió la de Soraya, nuestros
ojos se cristalizaron y las lágrimas nos recorrían las mejillas. El pueblo
había tomado la calle, estábamos en la Plaza Roja de Vallekas, yo solo pude
abrazar Soraya, sin poder articular palabra ante tal recibimiento. Todos
sonreíamos, todos llorábamos, todos buscábamos a los que habían caminado a
nuestro lado tantos kilómetros, quizá no los encontramos, pero recordamos a
todos los que nos dieron fuerza para andar y para llegar. Hicimos el último
alto en el camino, éramos mucha gente. No olvidaré esa sensación victoriosa,
ese instante en el que creímos en nosotros y en nuestra lucha.
Sin
tiempo para demasiadas cosas, comimos y enseguida, la inmensa columna, contaba
sus últimos pasos hacia el centro de Madrid. Susana, Soraya, Juanjo y yo
estuvimos cerca, vimos a los compañeros de Elda y Petrer, y continuamos por esa
inmensa avenida, en la que al mirar hacia atrás no podía ver el final de la
columna. Más motivados que nunca, llegamos hasta la estación de Atocha, a nuestra
derecha estaba el ministerio de Agricultura y Pesca, no nos podíamos creer la
de gente que había en aquel lugar; por la ronda de Atocha, hacia la izquierda
de donde llegamos, vimos a las gigantescas columnas que procedían de Andalucía
y Extremadura, el paseo del Prado parecía un hormiguero de gente. Nosotros
estábamos sobrecogidos y conmovidos ante la sensacional convocatoria que se
había realizado, nuestra traca dio buena cuenta de que habíamos llegado y nos
aplaudimos todos, coreamos cánticos y gritos, con la sensación de que esta
marea era una sola pieza unida, potente e invencible.
Pronto
nos introdujimos en la manifestación; habían gallegos, catalanes, asturianos,
cántabros, vascos, aragoneses, riojanos, castellanos, navarros, leoneses,
extremeños, andaluces, madrileños y canarios. Con nosotros los que faltaban;
valencianos, murcianos, alicantinos y manchegos. Por la calle Atocha vimos como
la CGT y CNT se integraban a la enorme masa de gente que había salido a la
calle. Prácticamente no se avanzaba, íbamos muy lentos, cuando nos movíamos el
paso era cansino y enseguida volvíamos a parar, los kilómetros que llevábamos
en las piernas se empezaban a notar, pero este día, ha sido el momento de mi
vida que más gente he visto reunida, eso nunca lo olvidaré y siempre agradeceré
a cada una de esas personas que tuvieron la valentía y la fuerza de salir a la
calle a pesar del silencio mediático y la criminalización a la que nos veíamos
sometidos.
Al cabo
de un rato, Juanjo, Soraya, Susi y yo, decidimos dejar de ir detrás de la
pancarta y caminamos con algo más de prisa hacia la plaza Colón donde
finalizaba la manifestación e intervenían muchas de las personas que habían
organizado este 22M. Ese recorrido, andando un poco más rápido, me dejó
completamente alucinado de toda la gente que se había congregado; en el paseo
del Prado no cabía un alfiler y al pasar por Cibeles, vimos como la Gran Vía
estaba llena de gente de IU y el PCE. El paseo de la Castellana y el de Recoletos
estaban hasta más repletos y al llegar a Colón intentamos escuchar lo que allí
se decía. Toda la gente tenía una sonrisa para regalarnos y parecía que en ese
día nada podía ir mal. Oímos a Dani, un chaval que vino desde Murcia con
nosotros y consiguió arrancar aplausos y vítores delos que allí se agolpaban.
Estábamos tan felices…
La noche
lo oscureció todo, mientras nos despedimos de Juanjo y Susi, que se iban ese
mismo día, empezamos a ver como la “lecheras” comenzaban a subir hacia la plaza
Colon. Las luces azules de policía iluminaban las calles y nosotros seguíamos caminando
hacia la Puerta de Alcalá a por nuestras mochilas, al final se había descartado
la acampada ya que en el paseo de Recoletos ya habían desalojado a todo el que
había puesto una tienda de campaña. Soraya y yo nos sentamos en un banco en la
Puerta de Alcalá, esperando nuestras mochilas, empezábamos a oír que la policía
había cargado, que aún no había terminado la manifestación, aún había niños y
ancianos gritando y caminando por sus derechos, por su dignidad. Nos
tranquilizamos al ver que los problemas estaban por Colon, Recoletos y
Castellana, por esa zona del Retiro solo había gente cansada y personas
subiendo o esperando su autobús de vuelta. De repente, una marea de gente sube
corriendo de Cibeles, los antidisturbios dando palos detrás de esos
manifestantes, Soraya y yo nos pusimos a cubierto lo más rápido que pudimos,
vimos como dos chavales entraron en un restaurante en la misma plaza de la
Puerta de Alcalá, los policías fueron hacia allí, cuando el cocinero salió a explicarles
que aquello era una propiedad privada y no podían pasar, los antidisturbios le
respondieron pegándole dos porrazos, en ese momento el miedo se palpó en la
plaza, sin periodistas, ni cámaras, cansados, con ganas de que esto finalizase
y los agentes policiales no parecía que fueran a razonar. La policía estuvo un
buen rato custodiando la puerta del restaurante, seguía habiendo tensión;
furgonetas y motos de policía de aquí para allá, de vez en cuando los bomberos
y muchas veces las ambulancias. Por fin, nos dijeron que nuestras mochilas
estaban en Vallecas y que dormiríamos allí, ya podíamos ir dando por finalizada
la noche, aunque la tensión no paró, las noticias de compañeros que habían
sufrido algún daño eran continuas y sin confirmar.
A la
mañana siguiente, fuimos a la Plaza donde está el Reina Sofía, había una
asamblea. Para entrar te registraban por todas partes, solo habían tres
entradas, y la asamblea transcurrió sin incidentes, aunque en un momento los
antidisturbios nos rodearon, completamente equipados para cargar, esto creó
nerviosismo en los que allí estábamos, pero nadie cayó en las provocaciones y
pudimos continuar con la asamblea, desde la que se exigía responsabilidades por
lo ocurrido el día anterior y que se liberarán a los detenidos.
Terminamos
con las marchas más agotados si cabe, por ese final que nadie quería y que solo
nos perjudicaba. La maniobra fue muy buena para desprestigiarnos, pero no les
iba a servir. Las Marchas por la dignidad no estaban convocadas ni por el PP ni
por el PSOE, los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, tampoco se unieron
oficialmente. Y aun así, habíamos conseguido concentrar en Madrid a alrededor 1.500.000
personas, durante semanas pasábamos pueblo a pueblo, ciudad a ciudad y les hablábamos
de sus problemas, de los nuestros, les explicábamos que pretendíamos y mucha
gente empatizó con nosotros y, por lo tanto, con las capas más desfavorecidas
de la sociedad. Durante estas marchas, militantes de muchos partidos y
sindicatos, hablábamos como amigos, sin importar las siglas que defendiéramos antes,
éramos clase trabajadora, proletariado y gritábamos juntos, discutíamos, luchábamos,
andábamos unidos y reíamos… Creo que esto causó pánico a un régimen al que cada
día se le abren más las grietas, por ello, a las 20:30 del sábado 22 de marzo se
hizo que cargara la policía contra los manifestantes, cuando la manifestación
era legal hasta las 21:30, aprovecharon que les lanzaron cosas a través del
muro de vallas que habían creado en la calle Génova o que estaban rompiendo un
cartel, de esa manera cargaron cuando en Colón aun habían intervenciones y
sonaba música, cuando ancianos, niños y familias todavía andaban por esas
calles que pronto se convirtieron en campos de batalla. De esta manera, en el
informativo televisivo de las 20:30 o 21:00 apareceríamos como unos violentos,
peligrosos, que solo sabemos destruir ciudades y tirar piedras a la policía,
como ya sabemos el 70% de la población se informa a través de la TV. Así que
estuvieron durante una semana o dos enseñando como los pobres antidisturbios
eran atacados, quedándose en la anécdota, ante el hecho tan maravilloso que en
Madrid se dio, cuando llegamos allí para pedir algo tan sencillo como “Pan,
Trabajo, Techo y Dignidad”.
Pero al
igual que no pudieron con el 15M, no pudieron criminalizar a los que allí estábamos,
muchas personas entendieron que aquello estaba orquestado desde altas
instancias del régimen y, a los que participamos, nos dieron más razones para
acabar con este sistema injusto. Y así seguimos manifestándonos, y pasó lo nunca visto, el bipartdismo bajó del
50% de votos en las europeas, y otra vez nos quieren desunir, y nos tiran a unos
contra otros, pero yo caminé al lado de personas de PACMA, IA, CGT, PCE-ML,
REPUBLICANOS, CNT o EQUO y aun perteneciendo
yo a IU y al PCE, sentí que podíamos disentir en muchas cosas, incluso con
gente de mi partido, pero que estábamos de acuerdo en lo imprescindible, en hacer
que este régimen caiga y debatamos sobre una nueva constitución que aporte más
derechos a la ciudadanía. En el momento que el ciudadano Juan Carlos de Borbón
abdicó a favor de su hijo y las plazas de todo este país se llenaron para poder
decidir, para poder elegir. Y es que la clave tiene que estar en la
participación, en la democratización radical del sistema, que la gente pueda
tener una información crítica y que el hecho de elegir, le sirva para pensar,
creer y crecer.
Ayer
rodeamos los parlamentos, ahora es el momento de llenarlos con los nuestros,
con los que no tienen miedo a discutir, a preguntar, a votar o a que el interés
general prime sobre el individual. Para ello tenemos que convencer y nosotros
convencernos de lo que pedimos y actuar en consecuencia, no tenemos que hacer
campañas de marketing, tenemos que asimilar los problemas que existen y
encontrarles solución, soluciones globales.