Los últimos meses han sido un huracán en mi
vida, la fuerza centrípeta me iba expulsando de la tranquilidad de su ojo y yo, con fuerza sobrehumana, luchando contra viento, tierra, escombros, basura, me
intentaba no descolgar, buscar ese lugar central en el que el sosiego dura un
segundo y en el que la belleza que tienes alrededor te absorbe.
La frenética campaña nos llevó a unos resultados
electorales agridulces, con un repliegue del bipartidismo, un auge de nuevos
partidos y una resistencia insuficiente de IU. Las ilusionantes listas de
unidad popular consiguieron que la sociedad se esperanzara, consiguiendo aunar
el descontento social y la ilusión por mejorar este país, este mundo.
Yo, humildemente, comencé mi andadura como
concejal el 13 de junio, el día que fui tío de una preciosa niña, que me motiva
en mi labor como representante público, ya que yo sí que quiero dejarle un mundo
mucho mejor a Vera, un lugar mejor donde todo el mundo pueda vivir
dignamente, con la posibilidad de desarrollarse como persona, con ilusiones,
con las necesidades básicas cubiertas, con esperanza y, sobre todo, con
alegría.
Llevamos más de 5 meses de legislatura, en los que
hemos intentado empujar las decisiones que se toman en el ayuntamiento hacia la
izquierda y así, se vayan acercando a ese programa que elaboramos, de forma
colectiva, desde Esquerra Unida y que quiere acabar con los muchos problemas
que asolan a Elda y a sus ciudadanos y ciudadanas.
En estas 26 semanas, hemos podido hablar con
multitud de personas que tienen problemas para conservar su vivienda o acceder
a una. Muchos y muchas eldenses, en paro o con trabajos precarios, se han acercado
a contarnos sus problemas para pagar la luz o el agua llevándolos a una
situación de angustia.
En estos 188 días hemos tenido abiertas las
puertas de nuestro despacho para todas aquellas asociaciones que han precisado
de nuestra ayuda, para todos aquellos que se han interesado por el medio
ambiente, por el patrimonio, el
urbanismo, la solidaridad con otros pueblos, los problemas sociales y laborales de nuestra ciudad.
Pero, lo que no debemos olvidar, es que todas
estas luchas y reivindicaciones no sólo las estamos llevando a cabo desde hace
menos de medio año, sino que la herencia de trabajo y pelea por la clase
trabajadora nos viene de lejos, desde que arriesgábamos el pellejo, la vida, el
futuro ¡Todo! hasta hoy.
Como
dice el vídeo electoral que hemos realizado desde IU-UP, me es fácil
cerrar los ojos y recordar muchas cosas… Recordar los encierros en la universidad,
las manifestaciones, las asambleas contra el Plan Bolonia. Recuerdo aquel día,
aquel 15M de 2011, en el que yo por la mañana estuve en un mitin de Esquerra
Unida donde se nos arengó a ir a esa manifestación por la tarde, en la que
fuimos muy pocos. Parece que fue ayer, cuando nos pusimos delante de los
antidisturbios y así defender a los chavales del Lluis Vives, como tuvimos que
correr hasta la facultad de Historia y Geografía y allí decidimos no parar de
manifestarnos hasta que dimitiera la delegada del gobierno, así varios días, en
lo que se llamó la Primavera Valenciana. Como olvidar las huelgas generales, a
la de la reforma laboral del PSOE sólo fui yo de mi trabajo, pensé que me
despedían, a las otras dos se sumaron un par de compañeros más y las calles se
llenaron de gente, de gritos por un trabajo digno, estable o, simplemente, por
un trabajo. Siento el orgullo todavía de ver a mi hermano y a esos locos
trabajadores de los centros de dependientes recorriéndose varias veces el País
Valenciano reivindicando un trato respetuoso y digno para los discapacitados,
que aun así, siguen siendo los más olvidados de la sociedad.
En estos años
leímos, discutimos, nos reunimos, caminamos, nos encerramos, nos manifestamos,
protestamos, nos concentramos, intentamos hacer pedagogía, que la sociedad
comprendiera que queríamos salir de la crisis por la izquierda, con todos y
todas y yo me vi vencedor, creí que ganaríamos… Nunca olvidaré cuando entré, con los ojos llenos de
lágrimas y muchos kilómetros en las piernas, en la Plaza Roja de Vallekas, cómo
nos aplaudía todo el mundo, nos abrazaban, yo miraba a Soraya que lloraba y nos
abrazamos y los besos eran salados y reíamos y creíamos que todo iba a cambiar,
por la tarde no había un hueco en Madrid y creí que esta vez venceríamos; luego
llegaron los antidisturbios, usando la violencia de manera gratuita, como ya
habíamos visto en la iniciativa “Rodea el Congreso” o en muchos desahucios que
intentamos parar, el poder mostraba sus uñas.
Y también veía cómo el proceso de
refundación de IU era muy lento, cómo mucha gente que luchaba a mi lado no se
llegaba a enganchar a nuestro proyecto, cómo habían grupos de izquierda que no
lográbamos acercar, cómo faltaba por desarrollar la democracia interna. Pero
seguíamos trabajando para mejorar, intentando que la ciudadanía se empoderara…
Hace un año medio todos estos movimientos y luchas se pararon, parecía que la
única solución era electoral y la gente comenzó a creer que la televisión era
más importante que la calle, que las redes de solidaridad popular valían menos
que un minuto de “Prime time”. Pero yo
creo en los programas, en las medidas concretas, no me importa cómo se tenga
que llamar el partido en el que milito mientras que luche por cambiar este
mundo, este país, mi ciudad, con medidas para que todos vivamos con dignidad y
la capacidad de desarrollarnos como personas, negociando sí y sumando, pero con
unos principios de izquierda, unos principios internacionalistas, democráticos
y, por tanto, republicanos, luchando y creando poder popular, con un población
que decide y, de esta manera, se informa, reflexiona, debate y llega a
conclusiones de favorecer a la mayoría y no a esa mínima parte de la población
mundial que tiene casi todas las riquezas del planeta, que se ha enriquecido
más con la crisis y que tiene casi todos los medios a su alcance para perpetuar
este sistema criminal llamado capitalismo, que está destruyendo La Tierra y a
los y las que vivimos en ella, personas, animales y plantas.
De un tiempo a esta parte, he visto cómo
salvar a tus amiguetes de las autopistas con el dinero de todos y todas puede
llevar a desgracias en carreteras secundarias. He sufrido que una sanidad
colapsada cometa errores dificilísimos de superar por seres queridos. He visto
como las universidades se vacían, de gente que no puede pagar, de contenidos,
de crítica. Por esto considero que nos merecemos vivir en una sociedad más
amable y para ello, volcar nuestras ilusiones en proyectos que nos hablen
claro, sin tapujos, sin engaños, con ilusión. Tenemos que comprender que muchas
de las situaciones lamentables que vemos en nuestro día a día, ocurren por las
malas políticas que se vienen practicando desde hace decadas y por la corrupción
endémica de este sistema, que nos deja a las capas trabajadoras en una
situación de vulnerabilidad e indefensión.
Por todo esto os pido que olvidéis el yo, la
televisión y los libros de autoayuda que llenan las estanterías de las
librerías, es el momento de las soluciones comunes, de crear hegemonía y yo
creo, con toda sinceridad, que la única candidatura que puede responder a todas
esas expectativas es Unidad Popular-Izquierda Unida. Os pido que confiéis en
nuestra candidatura, ya que hemos realizado propuestas realistas que buscan el
beneficio de la clase trabajadora, creyendo en la solidaridad internacional, gritando: "No a la guerra, OTAN no", interesada por la mayoría social, para salir de la
crisis sin dejar a nadie atrás y así, entre todos y todas, construir un nuevo
país.