domingo, 14 de abril de 2019

Campaña sobre campaña




Hace unos días estuvimos en la pedanía de El Fondó recordando aquellos día grises en los que partió al exilio el gobierno legítimo de la IIª República y responsables del PCE como Pasionaria, Modesto, María Teresa León o Alberti.

En ese simbólico paraje, recordé unos versos de otro exiliado, esta vez argentino, Juan Gelman, que su poema 'Confianzas' finalizaba así:

[...]
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice

se sienta a la mesa y escribe

Estas palabras muestran la persistencia que han tenido todas las personas que, antes que nosotras, han luchado para mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora, a pesar de la persecución, la represión o asesinato. Lo que no sabían los privilegiados de este sistema es que los ideales de libertad, igualdad y justicia social no se pueden ni matar ni encarcelar.

El viernes comenzamos la campaña electoral en la que tengo la responsabilidad de ser el candidato de EUPV al Congreso, en la lista de Unidas Podemos Izquierda Unida. En ella, soy el primero que vengo del municipalismo, de ocupar un puesto de representatividad en un Ayuntamiento, cuestión que considero muy importante por el hecho de construir de abajo hacia arriba, desde los movimientos sociales hasta las administraciones más importante, desde la acción local, para lograr una reacción global.



A lo largo de estos cuatro años como concejal he intentado que el lugar que ocupo sirva como altavoz para que la ciudadanía se movilice y organice contra esa minoría que se aprovecha de lo de todas, para mantener sus privilegios. Porque no nos engañemos, en el próximo ciclo electoral lo que nos jugamos es acabar con la hegemonía dominante, que nos bombardea a base de mensajes que permiten el statu quo actual, manteniendo que el 1% más rico de la población tenga tanto como el 70% más pobre.

Como nos ocurre a muchos, mi implicación política comenzó al analizar la realidad que me rodea; Elda ha sido una ciudad que en las últimas décadas se ha ido marchitando, los efectos del Tratado de Maastricht (que ya predijo Julio Anguita) enseguida se pudieron palpar en nuestro municipio y la deslocalización de la industria comenzó a crear bolsas de paro y trabajo precario y clandestino, lo que ha impedido a muchos eldenses desarrollar una vida más o menos estable y se han tenido que ir.

Esto no es un particularidad de Elda, como os podéis imaginar, sino que se puede observar en las comarcas del interior de Alicante y en muchas zonas industriales de todo el estado. Los efectos del neoliberalismo, que lleva aparejado un urbanismo depredador, un recorte constante de los servicios públicos, una corrupción sistémica y a obviar los efectos del cambio climático (el sureste peninsular es una de zonas del planeta con mas peligro de desertificación), crea un caldo de cultivo perfecto en contra de la ciudadanía e invita a implicarse políticamente para así conseguir revertir la situación y asegurar un proyecto de vida digno y viable a todos los seres vivos que habitamos este planeta.

Por tanto, el reto es complicado, pero es una realidad que cuanto más se adelgaza el Estado, más desprotegida queda la mayoría, viéndose beneficiada esa oligarquía que lo maneja todo. Por ello, estos días me estoy recorriendo muchos municipios del sur del País Valenciano explicando la importancia de un cambio de modelo productivo para nuestro país, que genere una industria verde y de alto valor añadido. Del mismo modo que considero vital que se reviertan los recortes en sanidad, educación y cuidados, para asegurar unos servicios públicos y de calidad. Con estas medidas, más la derogación de las dos últimas reformas laborales, estaremos más cerca de aspirar a empleo de calidad, logrando la emancipación personal y acabando con el ejercito de parados y precarios, que sólo consigue que bajen las cotizaciones a la seguridad social y sirva de excusa para recortar la pensiones que se han ganado nuestros mayores.



Soy consciente de las dificultades que nos encontramos cada día, comprendo el cansancio de una sociedad que tantas veces ha sido engañada, empatizo completamente con aquellas personas que llegan a casa después de jornadas interminables; de trabajo, de buscarlo o hastiados y desanimados, he visto vuestros gestos, los he sentido en mi propia carne y me hacen temblar. Pero ahora no va a ser el momento en el que nos demos por vencidos, en esta fase histórica en la que nos jugamos tanto sé que no bajaremos los brazos antes de la batalla. Porque conozco a este pueblo y nunca se ha quedado impasible ante las injusticias, sé que es consciente de que el enemigo es poderoso, pero nosotros somos más y no nos quedaremos inmóviles, sin nadie al timón en mitad de la tormenta, porque aunque en ocasiones nos sintamos aislados, tenemos claro que somos archipiélagos unidos con lazos de cariño, de amistad, de clase; pues los problemas nos pueden parecer individuales, pero las soluciones son comunes.

No quiero finalizar sin deciros algo que ya sabéis y no es otra cosa que si no hacemos política, la harán por nosotras y, casi con toda seguridad, contra nosotras. En estos días inciertos puede parecer todo muy oscuro, pero sólo es un nubarrón, hemos estado en situaciones mucho peor que se pueden volver a dar. Tenemos la responsabilidad histórica de luchar por nuestros sueños, tirar de ese hilo rojo que a tantos les costó su propia vida; por un mundo más justo, libre, igualitario, feminista y en equilibrio con la naturaleza, por ese futuro que aun tenemos que conquistar. Habrán errores y aciertos, pero cuantos más seamos en la lucha, cuanta más presencia tengamos en las instituciones, cuanto más gente estemos en las calles y más participación tengamos, más sencillo será conseguir nuestro objetivos, pues son los de transformar la realidad para mejorar la vida de la mayoría.

Así que para concluir, sólo pediros el voto a Unidas Podemos Izquierda Unida, tenemos un programa al servicio de las clases populares, somos coherentes con lo que pensamos y hemos demostrado que somos los únicos que trabajamos por el interés común y no por el del Ibex-35. Tengo la ilusión que llenéis las urnas de esperanza, para las generales y autonómicas, pero no os quedéis ahí, nos jugamos el futuro de las próximas generaciones y os vamos a necesitar a todos frente a los intereses económicos de unos pocos. Por eso, es el momento ya no sólo de sentarnos a la mesa y escribir, como decía Gelman, sino también de levantarnos y luchar por lo que es justo.



2 comentarios:

  1. Muy grande Iñaki,¿cuanto trabajo haces en favor de la Memoria Histórica de la Republica? Y en tantas otras cosas ojala te podamos ver sentado en el Parlamento.

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