viernes, 26 de octubre de 2012

La gran marcha III


En el anterior escrito, me guie más por la oficialidad histórica, pero hay que tener en cuenta que, mientras el imperio hispánico perdía toda su musculatura y aparecían nuevas potencias en Europa, hubo muchos tipos de revueltas con los que la masa campesina, mayoritariamente, se intentó desatar del yugo nobiliario y eclesiástico al que se veía sometido. Cabe destacar revueltas como la de “Els segadors” en Cataluña, que con el paso del tiempo y la limpieza romántica que se hizo en el s. XIX quedó como una rebelión nacionalista de independencia, pero su nombre lo dice todo y su queja estuvo encaminada al hambre que estaba haciendo mella en los principados catalanes, ya que la guerra contra Francia, englobada en la Guerra de los 30 años, había llevado el frente de batalla a los Pirineos y los tercios se instalaron allí tomando todo lo que necesitaban, esto creó gran indignación y se buscó responsables entre la nobleza, luego esta se alió con Francia, para finalmente volver al bando hispánico. Antes Les Germanies y los Comuneros, también se rebelaron contra Carlos V y manipularon y empujaron a muchos campesinos para luchar por nobles, que para nada querían que estos vivieran mejor. En religión, hubieron revueltas como la de los husitas en Bohemia que buscaban volver a los inicios de pobreza del cristianismo, al igual que muchos de los protestantes, pero al final cada una de estas nuevas religiones faltaron a sus principios y continuaron estando muy cerca de los centro de mando de cada reino. Una de las rebeliones que más me gusta de esta época es la de los Maulets; en plena guerra de Sucesión al imperio hispánico; en el Reino de Valencia los campesinos se alzaron contra sus señores ante el desgobierno que había provocado la guerra. Fueron aplacados sin piedad tanto por las tropas del Archiduque Carlos como por las de Felipe V. Pero enseguida las revueltas y rebeliones serían sustituidas por revoluciones.


América del norte había sido colonizada por Inglaterra y Francia, en una guerra a mediados del siglo XVIII en la que vencieron los británicos, la presencia francesa ya fue más testimonial que real. Las tierras por las que lucharon gozaban desde la llegada del Mayflower, con puritanos ingleses, de gran autonomía. Sus tierras no eran tan ricas como las que habían encontrado los conquistadores ibéricos, sus nativos eran menos numerosos y no tenían sociedades tan desarrolladas como los incas o aztecas y su subsuelo no tenía esos grandes filones de plata y oro. Esto hizo que la esclavitud no se extendiera tanto, ya que no había tanta población autóctona y que los que colonizaran esas tierras se convirtieran en pequeños propietarios. Al Imperio Británico poco le importaba lo que se hiciera allí, ya que no reportaba tantas riquezas a la metrópoli como otros territorios (Jamaica, por ejemplo, fue colonizada de la misma manera brutal que lo hacían los reinos hispánicos y daba más dinero a la corona). Esta dejadez de los ingleses por lo que se hiciera en las 13 colonias americanas llevó a que estás se asentaran en el terreno con una idea económica muy parecida a la europea, pero sin una nobleza lastrando. Las colonias sureñas necesitaron esclavos, comprados en África, para cultivar sus grandes extensiones y en el norte se comenzó a crear una industria para satisfacer el mercado interno de las 13 colonias, prácticamente ya eran independientes antes de su guerra. La guerra de independencia, solo fue una reacción al aumento de impuestos y la prohibición de la exportación en algunos productos. En ese momento, se planteó la necesidad de pertenecer a un imperio que les había dado de lado, con la ayuda de Francia y, en menor medida, España, comenzaron a luchar por una independencia en la que la clase más favorecida fue la burguesa. Se continuó con la esclavitud y se proclamaron unos derechos del ciudadano, donde una de las bases de la sociedad fue la propiedad privada, habían muchas tierras al oeste para los que vinieran de fuera y su modelo expansionista se proyecta hasta nuestros tiempos.




Esta independencia tuvo muchos efectos, el primero fue que Francia quedó casi en la ruina ayudando a los nuevos Estados Unidos de América en su independencia. La población francesa pasaba hambre y había un gran malestar por la vida de la corte en Versalles. La, cada vez más amplia, burguesía tenía ansias de poder y el malestar se vio en los Estados Generales que tuvo que convocar el Rey Luis XVI, en este tipo de parlamento medieval se votaba por clases, un voto la nobleza, otro el clero y, finalmente, otro voto el tercer estado (integrado por la burguesía mayoritariamente). Lo primero que se intentó fue acabar con esta forma de votación, pero al no dar su consentimiento el Rey, el tercer estado se autoproclamó Asamblea Nacional y redactó “La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano”. Luis XVI hizo que muchas tropas fueran a París y el pueblo, temeroso de que esta asamblea fuera apresada, salió a la calle y fue a tomar la Bastilla, prisión que representaba el absolutismo monárquico. La población francesa, pasó de ser súbditos a ser ciudadanos y lucharon porque sus vidas mejoraran y en ciertos aspectos lo hizo. La abolición del feudalismo fue fundamental, pero la burguesía tenía miedo de que se les fuera las manos la población, así que dictaron leyes proteccionistas a la propiedad privada. El liberalismo fue un paso amplio para que el estado empezara a tener en cuenta los anhelos de la población; Libertad, Igualdad y Fraternidad sigue siendo el símbolo de Francia, pero todavía no se ha puesto en marcha de una manera veraz. Históricamente se dice que luego vino la época del terror, pero lo cierto es que la nueva constitución quitó todo el poder al Rey para dárselo a la burguesía y, finalmente, proclamar una república y guillotinar a la familia real por sus abusos sobre la población; todos los reinos de Europa le declararon la guerra a la nueva república desde el inicio de la revolución, por miedo a que a ellos les pasara lo mismo y, mientras vivió, el rey estuvo conspirando con gran parte de la nobleza para volver al trono y recuperar sus privilegios. Esto hizo, que envueltos en una guerra y con conspiraciones por todos los lugares de Francia, las autoridades tomaran medidas represivas para que la incipiente república lograra continuar su corta existencia, pueden parecer exageradas las medidas que se tomaron, pero fueron necesarias para que la clase dominante francesa durante siglos dejara que el pueblo, poco a poco, lograra ostentar el poder en mayor o menos medida.



Con la caída de Robespierre, se eliminó el sufragio universal masculino, por uno más censitario, el poder de los jacobinos menguó y lo ostentó un directorio que protegió los poderes de la burguesía ante lo que llamaron radicalismo jacobino, que no supuso otra cosa que el intento de dar algunos privilegios al pueblo en vez de a la nueva clase dominante: La burguesía. Este directorio duró hasta la llegada de un gran general llamado Napoleón, que dio un golpe de estado, se proclamo emperador e intentó conquistar toda Europa. Con esto acabaron los diez años de revolución liberal en Francia, si bien Napoleón acabó con muchas de las esperanzas de los más desfavorecidos durante siglos, también es cierto que gracias a sus guerras transmitió el ideario liberal por toda Europa y, que con el tiempo, la mayoría de países pusieron en marcha sus postulados. En España se observa en la Constitución de 1812, que serviría como modelo para las que se hicieron en Sudamérica, a raíz de la independencia que sufrieron estos territorios en el s. XIX. Este modelo para nada era democrático, solo suponía un cambio de papeles en el poder, donde antes la monarquía, la nobleza y el clero eran todopoderosos, ahora reparten el pastel con la burguesía. De hecho, a partir de la caída de Napoleón se intenta volver  a una monarquía en Francia, que las sucesivas revoluciones en territorio galo hacen que caiga. En España, después de la guerra de independencia, Fernando VII vuelve a la monarquía absoluta y no veremos algo de liberalismo, salvo en el trienio liberal, hasta su muerte, en la que su heredera es apoyada por liberales, frente al otro aspirante a la corona, el hermano de Fernando VII: Carlos, que es absolutista y que comenzará una lacra de guerras civiles que iban a asolar a España: las guerras carlistas.


En Inglaterra no se observan tantos cambios, ya que en el s. XVII, hicieron su propia revolución con Cromwell a la cabeza y que finalmente dio más fuerza al Parlamento frente al rey, aunque también se llegó a proclamar una república. Por tanto, la burguesía ya tenía más fuerza en el imperio británico, en el s. XVIII hicieron una ley por la cual quien no pudiera vallarse sus tierras las tendría que vender, con esto se consiguió que gran parte de las propiedades se quedaran en manos de gente que poseía mucho dinero y que se podía pagar esa valla, con lo que se incrementaron sus beneficios y los emplearon en crear las primeras industrias, como habían muchos campesinos que se habían quedado sin tierras, la mano de obra fue fácil de encontrar y barata. Así comenzó la industrialización en Gran Bretaña.



Los obreros, cada vez eran más en las ciudades, y vivían en condiciones infrahumanas, trabajaban niños, mujeres y hombres en jornadas de 15 horas, sin fiestas y por un sueldo ridículo. Lo derechos laborales eran inexistentes y los servicios sociales eran obras de caridad de algunas iglesias y filántropos. Los obreros comenzaron a unirse y se crearon los primeros sindicatos para acabar con estas injusticias. A mediados del s. XIX Marx y Bakunin, en la 1ª internacional, muestran sus ideas de como cambiar el mundo para que todos podamos vivir con dignidad; aquí empieza su andadura el socialismo y anarquismo, aunque estas ideas ya existían de una manera menos teórica. La sociedad empieza tomar conciencia de clase y la solidaridad entre obreros es ya un hecho.


De esta manera, comienza un nuevo reto para la humanidad, la lucha de clases y la emancipación de las masas comienzan a ser un objetivo claro al que hay que llegar. En París, después de una guerra contra Prusia, 1871, se instaura un gobierno obrero, conocido como la Comuna de París, pero que es derrocado en seguida. En España después de la revolución de 1868 y de su fracaso como monarquía parlamentaria, en 1873 se proclama la I República, que hace que en muchos centros industriales con fuerte presencia anarquista, aunque también socialista, se declaren Cantones independientes y se declare una guerra contra ellos, que junto con la carlista y la de independencia cubana, harán que caiga esta forma de gobierno y se reinstalen los borbones en el trono.


La manera más fácil con la que debilitar este incipiente movimiento obrero, es con el nacionalismo, por ello en esta época se evoca a él para que Alemania e Italia se unifiquen, aunque lo realmente importante para las clases altas es tener un país más grande, más fuerte, más poderoso y con mejor comercio. Este nacionalismo se impulsa desde todos los gobiernos del mundo y sirve para que la clase trabajadora no se sienta identificada como una clase internacional, si no que la dividan en territorios y que a sus estratos más bajos se les lleve a la guerra por la patria en África o cualquier sitio por colonizar, para conseguir más riquezas para los de siempre. Así empezaría el siglo XX, con lo que se llamó: La paz armada. Los gobiernos fomentado el amor por una bandera o una cultura, mostrando como malo el resto, dividiendo la clase obrera y entrando en guerras colonialistas por más dinero, más poder… Mientras la clase obrera siguió luchando con huelgas y movilizaciones por sus derechos; pasando hambre, con cajas de solidaridad, teniendo una vida miserable y sin miedo a nada, solo podían mejorar, las ideologías obreras les daban el soporte interior que necesitan.

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